“Los líderes deben actuar en la intersección de dos ejes: el primero entre el pasado y el futuro; el segundo entre los valores y las aspiraciones de quienes son liderados. (...) Deben balancear lo que ellos saben, que necesariamente es extraído del pasado, con lo que ellos intuyen del futuro, que es inherentemente conjetural e incierto. Esta intuitiva toma de dirección es lo que permite a los líderes establecer objetivos y planear una estrategia”.

Estas reflexiones las hace Henry Kissinger en el primer capítulo de su último libro Leadership (Liderazgo, en español) publicado hace pocos meses por la editorial Penguin Random House (London, 417p) cuya traducción al español no tardaría, como ha sucedido con la mayoría de los libros del autor.

Esta es la última obra de una abundante bibliografía que ha producido el controversial académico y diplomático estadounidense de origen alemán a lo largo de su controversial y larga vida –en mayo pasado cumplió 99 años–.

El libro examina varios casos en los cuales, en su concepto, figuras admirables surgieron para enfrentar el desafío de liderar sociedades en medio de profundas crisis. Para ello Kissinger traza una diferencia entre líderes –los estadistas y los profetas– que enfrentan sus tareas de manera diferentes. El estadista “tempera” las visiones de cambio con un entendimiento realístico de las limitaciones económicas y políticas en su esfuerzo por abrir espacios para la evolución a la vez que preservan sus sociedades “manipulando las circunstancias más que siendo avasallados por ellas”. Por su lado, los profetas o visionarios “ven a las instituciones existentes menos desde una perspectiva de lo posible” que desde el imperativo de cambiar la misma definición de lo que se entiende por lo que es posible.

Para Kissinger los mejores líderes, los que hacen la diferencia logran diseñar flexiblemente una combinación óptima de estas dos tipologías, lo que les permite navegar sobre las limitaciones que los rodean para lograr nuevas posibilidades a través de una estabilidad evolucionadora.

El libro pasa revista a seis líderes con los que Kissinger mantuvo relaciones durante su carrera: Konrad Adenauer, Charles De Gaulle, Richard Nixon, Anward Sadat, Lee Kuan Yew y Margaret Thatcher. Cada uno de ellos viene examinado en los escenarios donde les tocó vivir. En su acostumbrado estilo, el autor hace un análisis riguroso, pero a su vez muy entretenido de la vida y desafíos de ellos. Kissinger no deja de asombrar por el manejo de los detalles, su conocimiento de historia y su prodigiosa memoria, así como por la agudeza de sus reflexiones. En el libro hay dos líderes que se presentan con cualidades muy especiales: Charles De Gaulle, el fundador de la Francia moderna, y Lee Kuan Yew, el creador de lo que hoy es Singapur. Una lectura muy recomendable.