Caminando por la calle, el profeta preguntaba:-¿Acaso no somos todos hijos del mismo Padre Eterno?La multitud asentía. Y el profeta continuaba:-Entonces, ¿por qué traicionamos a nuestro hermano?Un chico que estaba presente le preguntó a su padre:-¿Qué es traicionar?-Es engañar a un compañero para sacar algún provecho.-¿Y por qué traicionamos a nuestro compañero? -insistió el chico.-Porque alguien comenzó en el pasado y desde entonces nadie ha sabido cómo romper la cadena: o estamos traicionando o alguien nos está traicionando. Así siempre.-Entonces yo no voy a traicionar a nadie -dijo el chico.<b>Y así lo hizo. Creció, recibió muchos golpes en la vida, pero cumplió su promesa. Sus hijos sufrieron menos y fueron menos castigados por la vida. Sus nietos ya nada sufrieron.</b>Tras cuatro años de sequía, el párroco del pequeño pueblecillo reunió a todo el mundo para realizar una peregrinación a la montaña, donde realizaron una oración colectiva rogando el regreso de la lluvia.Entre el grupo, el párroco se fijó en un chico que iba todo abrigado y con impermeable.-Pero, ¿te has vuelto loco? -le preguntó-. ¡En esta región hace cinco años que no llueve, y te vas a morir de calor subiendo a la montaña!-Estoy resfriado, padre. Y si vamos a pedir a Dios que llueva, ¿se imagina cómo va a ser la vuelta? Va a caer una que lo mejor es ir preparado.En ese preciso momento, se escuchó un gran estruendo en el cielo, y comenzó a caer las primeras gotas. La fe de un niño fue suficiente para realizar un milagro esperado por millares de personas.