La vainilla es una orquídea trepadora que se encuentra en los bosques húmedos y existen 110 especies, pero la única de uso industrial es la Vanilla planifolia, orquídea originaria del sur de México, Guatemala y Honduras.
De las más de 35.000 especies de orquídeas que existen, la vainilla es la única que da frutos.
Los aztecas y los mayas utilizaban las vainas de la vainilla para saborizar sus licores y sobre todo la bebida de cacao, lo que llamó la atención de Hernán Cortés, quien la llevó a España, donde su uso se popularizó.
Hasta el siglo XIX México era el único productor de vainilla, pero hoy se siembra en algunos países, siendo Madagascar el mayor productor del mundo con más del 80 % de la producción mundial.
La vainilla natural es extremadamente costosa y su precio se comparó alguna vez con el de la plata, por eso nació la industria de la “vainilla artificial”, muy barata y producida con alcohol, azúcar y saborizantes, y que no tiene las propiedades de la “vainilla natural”, que es antiinflamatoria, antidepresiva y contiene además vitaminas y minerales, por eso es también considerada una planta medicinal de sabor exquisito.
La polinización de su flor hermafrodita es difícil y por eso requiere de algunas especies de abejas o colibríes.
Pero en las plantaciones comerciales hoy se la hace manualmente uniendo el polen de los estambres (sexo masculino) con el estigma para fecundar los óvulos del ovario (sexo femenino de la flor) y así obtener las semillas.
Tuve esta semana el placer de obtener algunas “vainillas” trepadas en las palmas de mi casa, las cuales utiliza mi esposa para los “helados de vainilla” y yo para “saborizar un buen ron”. (O)