Son muchas las maneras en las que una relación sentimental puede deformarse y producir ansiedad e inseguridad, en vez de amor y confianza. Una de las más dolorosas es la posesividad, la continua necesidad de un miembro de la pareja de tener el absoluto control sobre todo lo que sucede en la vida de su contraparte, no solamente cuando están juntos, sino principalmente cuando no lo están.