"La pandemia ha sido un acelerador para nosotros, ¡es casi nuestra razón de ser hoy!", apunta Antoine Bataille, creador de Cutii, un robot móvil de pantalla, presentado por segunda vez en el La pandemia catapultó el interés por los robots de compañíade Las Vegas, el gran evento de electrónica y tecnología que arrancó el lunes en formato virtual.

Cutii permite a los usuarios participar en actividades a distancia (juegos, clases de gimnasia, etc.) y hablar con sus seres queridos por videoconferencia, accediendo por comando de voz.

Se puede actualizar de forma remota y equiparse con funciones de asistencia o seguridad, alertando en caso de algún problema.

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La firma desplegó sus robots en Francia en 2020 en una treintena de residencias geriátricas. Los Cutii estaban destinados a la venta a particulares, pero el confinamiento cambió los planes.

"Gestionamos el aislamiento en lo colectivo", dice el jefe de la start-up francesa, que busca socios para conquistar el mercado estadounidense. "Nunca nos hubiéramos imaginado eso".

La empresa ahora comprende mejor las necesidades de los acompañantes que trabajan en los hogares de ancianos. Cutii puede distraerlos mientras son aseados, por ejemplo, facilitando la labor al personal.

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Los especialistas en robótica de hoy son capaces de realizar proezas: los robots articulados de Boston Dynamics están causando revuelo en YouTube con su coreografía rítmica, mientras que los investigadores de la Universidad de Cornell están trabajando en robots microscópicos, capaces de inspeccionar el cuerpo humano por dentro, moviéndose a través de tejidos y vasos sanguíneos.

Calor humano

Pero los robots de compañía deben superar obstáculos más psicológicos que tecnológicos.

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"Cuanto más dependientes son las personas o más dificultades tienen, más lo aprecian", apunta Bataille. "Las personas con Alzheimer aceptan muy bien al robot. A aquellos que están más alerta les apetece menos".

Esta experiencia a gran escala ha hecho que Cutii evolucione para satisfacer mejor las necesidades.

"Todo es posible", explica el fundador de Cutii. "Pero lo esencial es poder comunicarse con su familia, realizar actividades que las acerquen a otras personas".

En tiempos de seres humanos con mascarillas y distanciados, los robots son vistos paradójicamente como una forma de hacer que ciertas interacciones sean más cálidas.

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"Es más agradable que una tableta", dice Tim Enwall, director de Misty Robotics, un robot programable que puede ser alternativamente recepcionista, acompañante o asistente del hogar.

Con la pandemia, "la demanda de las empresas de herramientas confiables y sin contacto disponibles las 24 horas del día, los siete días de la semana, aumentó", señala.

"Pero los robots aún no son capaces de gestionar cientos de asuntos diferentes como los humanos", admite. "Puede generar frustración, por ejemplo, si el dispositivo responde 'Lo siento, no entendí' a una persona con discapacidad auditiva". (I)