Una vez que se abrieron los parques en Guayaquil, me dedico a recorrerlos, queriendo retomar en el color de las aves y los árboles un poco del matiz que le falta a mis días.

Cerro Blanco, parque Samanes, Jardín Botánico de Guayaquil, Parque Histórico. Los guayaquileños empiezan a transitar sus escasas áreas verdes recuperando el aire libre de los días de cuarentena.

Yo me desplazo con mi pequeño grupo de “pajareros en aras de color”. Somos sobre todo guías de Galápagos, nostálgicos de senderos insulares y del mar infinito.

Publicidad

Pero la belleza existe donde quieras verla. Ni siquiera tenemos que salir de casa. María Fernanda Franco ha reconocido y fotografiado al menos 30 especies de aves desde la ventana de su hogar en la vía Samborondón. Basta con ser receptivos y apreciar el lugar privilegiado en que vivimos.

A pesar de los pájaros maravillosos que desfilan ante nuestros binoculares, no puedo abstraerme del descuido y abandono de estos sitios. Estoy segura de que sus directivos hacen lo imposible por manejar el escaso presupuesto. ¡Pero los usuarios podemos aportar! Presionemos a nuestros municipios, prefecturas, al Gobierno a que cuiden y organicen los espacios de la mejor manera. Lo primero es contar con especies de flora nativa, y para esto hay que conocerlas. Xavier Cornejo, profesor de Botánica de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil, tiene preparado su libro sobre las 140 especies nativas y endémicas de los bosques secos de nuestra región. Su publicación en www.researchgate.net registra un aproximado de mil visitas mensuales, lo que muestra el interés creciente de la ciudadanía.

La gente de los barrios alrededor de la Reserva Cerro Colorado aprovecha su escaso espacio verde y camina hasta el jardín Botánico de Guayaquil a pesar de tener que atravesar un botadero de basura abierto. Pero el cerro debería contar con senderos en toda su extensión, y con guardias".

Esta debería ser lectura obligatoria de todo costeño; conociendo nuestro entorno podremos cuidarlo. Propongo al Municipio de Guayaquil (en efecto, el libro fue enviado a su programa editorial hace más de un año) o a un filántropo amante de la ciudad contactarse con Xavier para que su libro vea finalmente la luz (xcornejoguay@gmail.com).

Publicidad

Parque Samanes es la única área protegida del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Ecuador en la que se han cultivado especies introducidas de manera masiva con fondos del Estado. Al caer la tarde y entre plantas de lantana que se esparcen desatendidas junto a las canchas de fútbol, se observa con facilidad a dos especies de colibríes, y sobre los escasos arbustos descansan pájaros brujos, la misma especie en riesgo de extinción en Galápagos. Una lástima que los guardias prohíban tomar fotografías. ¡Por favor, que alguien les explique! Todo pajarólogo desea identificar y reportar sus avistamientos. ¿Cómo hacerlo sin fotografías? Un absurdo que desmotiva a los ya de por sí escasos observadores de aves.

Cerro Blanco es un bosque maravilloso. En un par de horas se reconocen al menos cuarenta especies de aves, y dos de las siete únicas a nuestro país. Se debe promocionar, mejorar los letreros de interpretación, las zonas de descanso, y crear áreas para que los fotógrafos coloquen sus trípodes.

Publicidad

La gente de los barrios alrededor de la Reserva Cerro Colorado aprovecha su escaso espacio verde y camina hasta el Jardín Botánico de Guayaquil a pesar de tener que atravesar un botadero de basura abierto. Pero el cerro debería contar con senderos en toda su extensión y con guardias. Es básico garantizar la seguridad de los usuarios. Para los pajareros el ingreso podría autorizarse en horas tempranas.

Invito a los parques que he mencionado a crear programas para voluntariado. ¡Celebremos el bicentenario de Guayaquil invirtiendo en lo que queda de su naturaleza original! Este es el momento de publicar libros y sembrar arboles.