El chocolate es un producto relacionado estrechamente a la tierra y a aquellos hombres que cultivan el cacao empleado en su elaboración. Por ello, la empresa chocolatera Pacari se ha aliado a la comunidad de Santa Rita (Napo) para invitar al público a conocer más sobre este delicado proceso. 

La experiencia de viajar hasta este punto es una caricia para los sentidos. El avistamiento de colibríes, que supera las 123 especies, llama la atención de los invitados a esta pequeña población amazónica compuesta por 151 familias y 801 habitantes, todos de la nacionalidad kichwa. 

Desde el año 2013, la comunidad de Santa Rita recibe el apoyo de Santiago Peralta, principal ejecutivo de Pacari, para fortalecer la práctica de la siembra del cacao, además de preservar y difundir manifestaciones socioculturales de la localidad. También cuentan con el apoyo del Ministerio de Turismo.

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Santa Rita, además de dedicarse a la siembra y cosecha del cacao fino de aroma, atiende a los turistas a través de un Centro de Interpretación, en donde comparte sus experiencias sobre este producto. Pero los lugareños y visitantes ya han bautizado ese lugar como la Casa del Cacao como muestra del atractivo que despierta. 

El cacao como forma de vida

La comunidad se dedica en el 80% a la siembra y cosecha del cacao, llegando a producir al año cuatro toneladas de la conocida ‘pepa de oro’. Pero también se dedican a cultivar café y guayusa. 

Patricio Alvarado, uno de los líderes de Santa Rita y guía turístico, señala que el haberse aliado con la Fundación Pacari le ha permitido a la comunidad tener un emprendimiento y trabajo seguro, de tal suerte que hombres y mujeres se sienten motivados a permanecer en su territorio gracias al turismo comunitario.

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Las mujeres de la comunidad ofrecen artesanías elaboradas a mano con productos de la zona, como semillas, además de que preparan los alimentos. Ellas reciben a los visitantes con un exquisito refrigerio: fruta de temporada y agua de guayusa. Una demostración de la elaboración de artesanías y una danza tradicional de la zona es la antesala para que los turistas inicien su recorrido a conocer el cacao fino de aroma en el terreno, acompañados del guía.

Tras 15 minutos de caminata ya se pueden observar los árboles cargados de la mazorca de cacao. Patricio Alvarado explica el proceso y cuidado de la planta, que comienza desde la siembra hasta la primera cosecha que se obtiene recién a los cinco años; a partir de ahí la cosecha se realiza cada año en los meses de febrero, julio y septiembre.

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El experto explica que de acuerdo con estudios científicos los orígenes del cacao datan de más de cinco mil años y tiene su punto de origen en la Amazonía ecuatoriana. Se sabe que a la llegada de los españoles en la costa del Pacífico ya se observaban grandes árboles de cacao y la utilización de esta especie en la región costera, con lo cual se demuestra que las comunidades ya tenían pleno conocimiento de este producto antes de la llegada de los europeos. 

El guía, mientras explica las bondades del cacao, toma una mazorca, la parte y su pulpa blanca la brinda a los visitantes, quienes se ven tentados a conservar las semillas. El recorrido continúa hacia la zona de fermentación, secado y cuidado del producto.

Hora del almuerzo

Tras la visita y explicación del proceso de la siembre, cuidado y cosecha del cacao el guía invita a retornar al centro comunitario. Durante el camino va explicando que la comunidad cuenta con servicios básicos, una unidad educativa con 247 estudiantes desde inicial hasta bachillerato. Así también, cuentan con un subcentro de salud. 

Betila Calapucha, chef de la Santa Rita, explica que en el sector se busca preservar el ambiente y por lo tanto no se usan utensilios de plástico.

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Ya en la cocina-comedor del centro comunitario, Betila invita a los turistas a preparar su propio maito: pescado, palmito y hierbas de la zona son envueltos en hojas de bijao, lo cual permite que un sabroso almuerzo se sirva en la mesa. También hay cebiche de palmito acompañado de verde y el infaltable vaso de agua de guayusa.

Termina el almuerzo y de inmediato las mujeres conjuntamente con el guía comunitario realizan una demostración del tostado y molida del cacao que dan paso a la elaboración de un delicioso chocolate artesanal. 

Llega la hora de la degustación. Ese es el postre que todo turista espera como parte de esta gran experiencia.  

Fuente: Cortesía de la revista TransPort (periodista Xavier Pérez).