Desde temprano, largas filas se formaron en los exteriores de locales de venta de piernas de cerdo y pavos este 31 de diciembre en Guayaquil.
Como ya es tradición, cientos de clientes llegaron hasta los establecimientos ubicados en la calle Los Ríos y sus alrededores. Desde las 06:00 ya había filas.
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En el Sabrosón, uno de los primeros negocios de este tipo, se vende a $ 3,40 la libra de estas proteínas. Tenían piernas desde las 10 libras e incluso vendían medio pavo para las familias más pequeñas y con presupuesto limitado.
En grupos de familia y amigos, clientes recorren la calle 6 de Marzo a pocas horas del fin de año
Así lo contó Iván Maestre, quien atendía a los clientes de El Sabrosón. Él señaló que desde las 05:00 estaban trabajando todos los empleados. Dijo que laborarían hasta que se acabe el stock, aproximadamente a las 20:00.
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Además, indicó que como cada año se ofrece también el servicio de hornear las piernas y los pavos que llevan los clientes.
Aunque comentó que no es un servicio con el que ganen mucho, expresó que es muy solicitado por quienes reciben de sus empresas pavos y piernas de cerdo como aguinaldo.
Hasta las 09:00 recibieron estas proteínas que fueron adobadas y trasladadas a hornos especiales en varios puntos de la ciudad.
Leonardo Montesdeoca acudió desde las 05:30 con una pierna de cerdo, consiguió un ticket, pagó $ 15 y planeaba regresar a las 17:00.
Contó que le gusta la sazón y que ya es tradición llevar a hornear la pieza de cerdo al local.
En la zona, por la presencia de compradores, se activó también el comercio informal.
Cerca de El Sabrosón estaba una familia que sobre algunas mesas había acomodado al menos una docena de piernas de cerdo ya listas. Ofrecían la libra a $ 3,30 y tenían una pieza de 15 libras por $ 49.
Tarrinas de relleno a $ 5 y $ 10, fundas de mote (ya cocinado) a $ 1 e incluso las bandejas de aluminio y postres se ofrecían en los alrededores.
Todos tratan de aprovechar la ocasión para ganar algo de dinero. Incluso los franeleros ayudaban a conseguir espacios para estacionar a quien llegaba a comprar pavos y piezas de cerdo. (I)