Llegan solo con lo que tienen puesto y con quienes están a su lado. No tienen casa ni familia en Guayaquil que los acoja, sin embargo el Refugio Espíritu Santo (RESA) se convirtió en su esperanza de salir adelante. Se trata de más de 50 ciudadanos, entre nacionales y extranjeros que llegaron a este refugio, residen allí y que ahora buscan emprender para ganar su propio dinero e independizarse.