El Día de los Difuntos representa para más de una persona que carece de un empleo formal la oportunidad de obtener recursos en los diferentes cementerios de Guayaquil, que a propósito de la fecha reciben una alta concurrencia.

Es el caso de Andrés López, un joven de 18 años graduado de bachiller recientemente en el colegio fiscal Provincia del Carchi, que desde hace seis años acude al Cementerio Patrimonial para ofrecer servicios de limpieza de lápidas y colocación de flores en las bóvedas ubicadas en la parte alta de los diferentes bloques, con la ayuda de una escalera de aproximadamente dos metros.

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De $ 1 a $ 20 se ofrecen arreglos en el Mercado de Flores por el Día de los Difuntos

Él es nieto de Juan Jaramillo, un pintor y jardinero de 82 años agremiado en la Asociación de Servicios de Pintura y Pintores de los Cementerios del Ecuador, que por su avanzada edad ya no desempeña ninguno de los dos oficios. López ocupa la plaza de su abuelo materno, incluso carga la credencial del adulto mayor como respaldo.

“Sé venir Día del Padre, Día de la Madre, a veces Día del Niño, también este feriado de Difuntos y en Navidad (...) al día me sé hacer unos $ 35, pero si está bueno me hago más: unos $ 40, $ 50″, contó López el miércoles 1 de noviembre luego de atender a una familia por la puerta número seis.

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Andrés López, joven de 18 años, limpia lápidas y coloca flores, con la ayuda de una escalera, en los bloques altos del Cementerio Patrimonial. Foto: El Universo

Por limpiar con un trapo humedecido la lápida y poner un pequeño ramo de flores la familia le pagó al joven $ 1.

”Lo que yo les digo es que me den a voluntad de su corazón, no necesito poner una tarifa. Solamente voy a venir hoy (miércoles), mañana y el sábado”, mencionó López, quien a pesar de no haber obtenido un cupo para la universidad pública en este año espera lograr su objetivo en el 2024 y estudiar Administración de Empresas en la Universidad de Guayaquil.

Desde que sus padres se separaron, el joven vive con sus tíos maternos, quienes le ayudan económicamente aunque sus progenitores sí lo visitan. Tras ver que no obtuvo un cupo universitario este año, el joven se inclinó por entregar hojas de vida para tratar de conseguir un empleo formal.

Hace un mes fue su más reciente intento en una reconocida cadena de supermercados, pero no calificó. Aún así él no pierde la esperanza de conseguir algo en estos dos meses. Hasta tanto seguirá con su optimismo ofreciendo servicios en el Cementerio Patrimonial.

Con esa misma actitud se mantendrán en el cementerio Ángel María Canals, en el suburbio guayaquileño, los músicos Vicente Dávila, Joffre Molina, Ángel Carbo y Marcelo Suárez, quienes ofrecen en conjunto e individualmente serenatas en esta época.

La tarde del miércoles 1, los tres primeros charrasqueaban guitarra y requinto mientras el último sostenía la trompeta en una especie de ensayo preliminar en medio de los pocos familiares que acudieron a este camposanto ubicado en las calles 38 y la F.

“Piden Carnaval de la Vida, En las Lejanías, Por algo de me han de recordar, Amor Eterno, Nadie es Eterno, Caminos de la Vida, Amigo, Carta al Cielo, Faltándome Tú. Esas son las que la gente más pide, que en realidad son músicas que le ha gustado al finadito y con esas los recuerdan sus familiares”, comentó Dávila sobre los temas más solicitados en la fecha.

El hombre oriundo de Catarama, cabecera cantonal de Urdaneta, en la provincia de Los Ríos, contó que por tres canciones piden $ 10, pero no todos los clientes pagan esa tarifa más aún en tiempos en que la economía se ha visto golpeada tras la pandemia del COVID-19.

“Por eso uno pone también su granito de arena para que nadie se quede con las ganas de darle una serenata a sus difuntos, a veces pagan hasta $ 4″, refirió el hombre de 65 años que se dedica a la música desde hace dos décadas. Toca la guitarra y canta y de este oficio él mantiene a su esposa y cuatro hijos.

Dávila tiene en Guayaquil 35 años y antes de la música incursionó en el comercio, de hecho, vendió ropa en un módulo en la bahía, pero desde que se ligó al arte este pasó a ser su oficio principal, lo contratan para fiestas y otros eventos.

Visitas anticipadas a los cementerios de Guayaquil a vísperas del Día de Difuntos

Joffre Molina, de 48 años, se vinculó con la música desde los 16. Toca guitarra, canta y compone canciones, incluso en alguna época participó en los concursos promovidos por Radio Cristal.

El hombre ha grabado discos y en Facebook se lo encuentra como El Elegante de la canción. Son los personajes de Guayaquil cuyo talento y destrezas se pone al servicio de la ciudadanía en feriados como este en el que a más de visitar los cementerios muchas personas aprovechan para viajar hacia los distintos destinos turísticos de Ecuador. (I)