Jacqueline se cubría del sol en un paradero de bus en los exteriores del hospital del Guasmo sur. Ella tenía en un papel escrito el nombre del medicamento midazolam, uno de los anestésicos que se usan en el proceso de atención de un paciente UCI-COVID-19. Ella esperaba a un familiar para acudir a comprar ese y otros insumos de limpieza, pues su esposo de 52 años está internado hace una semana en el hospital.