Los altos índices de conflictividad social y de violencia derivados de una crisis socioeconómica y de inseguridad en el país revelaron la necesidad de la implementación de estrategias para reducir estos indicadores.

En el caso de Guayaquil, las acciones en el marco de un proyecto ejecutado en los últimos 30 meses se enfocaron en disminuir y evitar —entre otras problemáticas— la deserción escolar y el reclutamiento de menores a grupos delictivos.

La iniciativa Construimos Paz, impulsada por las Naciones Unidas y financiada por el Fondo para la Consolidación de la Paz del secretario general de las Naciones Unidas, se ejecuta desde 2023.

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Además de divisiones del organismo, el proyecto articuló su trabajo con el Ministerio de Gobierno y el Ministerio del Interior como sus contrapartes. En la ciudad trabajó de la mano del Municipio de Guayaquil y aliados estratégicos, como organizaciones de sociedad civil (incluidas de mujeres, jóvenes).

Este jueves, 29 de mayo, se presentaron los resultados del programa “Capacidades para la paz, la seguridad y la reducción de las violencias en el Ecuador - Construimos Paz”.

Virgilio Pesantes, subgerente de la Empresa Pública de Acción Social y Educación (DASE), explicó que este proyecto permitió brindar las herramientas para poder trabajar en prevención de los diferentes tipos de violencia dentro de las comunidades. Esta iniciativa, citó, es netamente comunitaria.

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Las Naciones Unidades recalcaron que la iniciativa se enfocó en la prevención y gestión de la conflictividad social, la reducción de las violencias y la promoción de una cultura de paz, desde los enfoques de género y de derechos humanos.

En poco más de dos años, en el Puerto Principal se trabajó con varias comunidades, como la isla Trinitaria, Sergio Toral, Monte Sinaí, Puerto Lisa y Bastión Popular.

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Durante el desarrollo del programa, los jóvenes y demás ciudadanos fueron insertados a actividades de reconstrucción del tejido social, como el deporte, arte y teatro.

Este acercamiento en territorio permitió también a funcionarios municipales delinear estrategias para programar mejor las intervenciones en estos espacios que se han denominado “espacios de paz”.

“En la medida en que el joven tenga oportunidades e iniciativas, podrá tomar una mejor decisión. No es lo mismo cuando solamente una posibilidad, que es la delincuencia, sino que tienes otra posibilidad, que es el acompañamiento en el emprendimiento, el acompañamiento familiar, psicológico”, recalcó Pesantes.

En Guayaquil, a través de este programa, se elaboraron estrategias como el Plan Cantonal para Prevenir y Erradicar la Violencia de Género, el Protocolo de Prevención de Acoso en el Transporte Público, Metrovía y Aerovía.

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Además, se entregó el primer modelo de gestión de espacios de paz enmarcado en las competencias de los GAD y necesidades de territorio y los planes de Seguridad y Convivencia Ciudadana de Guayaquil, Durán, Naranjal y Milagro.

El subgerente de la DASE dijo que se proyecta a finales del 2026 tener indicadores de impacto importantes en cuanto a deserción escolar, reducción de reclutamiento, disminución de la violencia hacia las mujeres.

“Son para nosotros indicadores que van a ser el resultado de este programa que hemos trabajado con estas organizaciones”, explicó.

A escala nacional se formó a 1.371 jóvenes a través de procesos de liderazgo, creación artística y fomento del deporte. También se seleccionó a seis organizaciones sociales artísticas y culturales para el fortalecimiento de su trabajo comunitario.

Más de 300 lideresas a nivel nacional ahora son parte de la red de mujeres constructoras de paz y de los procesos Mujeres Resilientes, Territorios Protegidos y Mujeres que Restauran. (I)