La Academia Nacional de la Historia del Ecuador (ANH) capítulo Guayaquil definió al 15 de agosto como la fecha de fundación del Puerto Principal.
Según el acuerdo firmado por los miembros de esta institución, la verdadera fecha de fundación fue en agosto de 1534 con el nombre de Santiago de Quito, en las llanuras de Liribamba, por Diego de Almagro.
Esto, según el documento suscrito el pasado 15 de agosto, consta en el acta original que se encuentra interpolada en el Libro Primero de Actas de Quito, tomo primero, página 25.
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La institución exhortó a las instituciones públicas y privadas de la ciudad para que el 25 de julio se celebren las fiestas patronales, más no las de fundación de Guayaquil.
El director de la ANH, José Villón, recordó que existe documentada bibliografía que ha servido de base para que numerosos historiadores guayaquileños y nacionales concluyan que la ciudad de Guayaquil celebre cada año a su patrono Santiago el 25 de julio y solo eso.
Desde esta instancia conformada por 35 investigadores- historiadores se busca llegar a que, desde el cabildo, se le otorgue la importancia a esta fecha de fundación a la que se denomina como la ‘verdadera’.
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No es nuevo que se hable que la fundación de Guayaquil fue el 15 de agosto, ¿por qué toma relevancia ahora si la ciudad ya está constituida?
Porque no se dice la verdad y es tiempo de hacerlo. Se dice que el 25 de julio es el proceso fundacional y eso es que algo que no existe. La fundación es una sola, como uno nace una sola vez. Guayaquil, se tiene fundamentado y con documento en firme, que se fundó el 15 de agosto de 1534. Decidimos que ya es hora y nosotros, como institución de historia en la que reúne a los académicos e investigadores de la ciudad, de la provincia, hemos querido hacer este pronunciamiento y ponerlo en un acuerdo.
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¿Sería un año más de lo que se ha celebrado?
Sí, por ejemplo, en este año se habló de 490 años de ‘proceso fundacional’ en realidad serían 491 porque se conoce que la verdadera fecha de fundación de nuestra ciudad fue en 1534.
¿Qué sucedería con la denominación ‘proceso fundacional’ que se ha acuñado en los últimos años?
Es una ‘muletilla’ que se ha tomado porque la fundación es una sola y eso debe eliminarse. Eso se acuñó por el año 2002. Nosotros como institución académica de historia nos vemos en la, digamos, obligación de recoger el pronunciamiento de muchos historiadores y dejarlo asentado. Si ya tenemos todo por qué seguir poniendo otra fecha que no es.
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Con este pedido de establecer y recordar que Guayaquil se fundó el 15 de agosto, ¿se plantearía cambiar la celebración del 25 de julio?
La fiesta del 25 de julio no cambiaría, nosotros no queremos entrar en polémicas. Está la costumbre de celebrar a la ciudad en ese mes y el 25 de julio es la fiesta del apóstol del apóstol Santiago, el mayor. Eso no cambiaría, no cambiaría porque es la fiesta exacta del santo de la hispanidad.
Se van y se deben seguir celebrando las fiestas julianas. Sería difícil decirle al guayaquileño que no celebre a la ciudad en julio, porque la costumbre es costumbre y es difícil cambiarla. Además, en julio, no estaríamos celebrando nada malo, estaríamos celebrando sí, las fiestas patronales de la ciudad, no más de eso.
¿Cuál es la propuesta que tienen para entregarle al alcalde y que se oficialice la fecha de fundación?
Hay propuestas que se han hecho desde muchos años atrás, en administraciones pasadas inclusive. El doctor Rodolfo Pérez Pimentel presentó proyectos que quedaron en el aire. Una de ellas es que se celebre todo el mes de julio y que los festejos culminen el 15 de agosto, la fecha real de la fundación. Lo que buscamos, repito, es que se le dé la importancia a la fecha, que se la conmemore. Nosotros como academia ahora establecimos hacer una sesión solemne cada año el 15 de agosto.
Hay que tener en claro algo es el que el 25 de julio que es el día del apostol Santiago no lo va a cambiar nadie. Julio continuarán siendo las fiestas patronales, pero en agosto debería ser la sesión solemne de fundación.
La idea de nosotros es simple que se celebre el 15 de agosto como la verdadera fecha de fundación de Guayaquil y se le quite esa muletilla de proceso fundacional que no existe.
¿Plantean que se realicen dos sesiones solemnes, una el 25 de julio y otra el 15 de agosto?
Podría ser, pero en realidad lo que buscamos es que se le dé el peso, la importancia que tiene la verdadera fecha de fundación, que tiene sus fundamentos. Que ese día exista una muestra conmemorativa.
La historia se lo hace con documento, con investigación y aquí están los documentos y la investigación.
¿Creen que son viables estas propuestas o cambios?
Se puede y puede ser paulatinamente para no generar este choque en la ciudadanía. Por ejemplo, antes se hacía la romería a Francisco de Orellana, que nada tenía que ver; ahora ya se hizo la verdadera en el parque España, entonces se pueden hacer cambios.
Que lo acoja el Municipio también es otra cosa, nosotros como institución hemos cumplido y lo seguiremos haciendo.
Con la ciudadanía, ¿cómo se puede trabajar para empezar a hablar de la fundación de Guayaquil, la verdadera?
La nueva generación, los más jóvenes receptan todo lo nuevo. Hay más jóvenes interesados en saber de la historia e interpelan y eso lo hemos visto en conversatorios hasta donde llevamos la historia de Guayaquil. Con los más adultos, en cambio, no se puede cambiar de golpe porque muchos actúan por costumbre y eso es complicado, pero habiendo documentación y explicando, las personas se interesan en conocer todo cada vez más.
Es como las fechas para una persona, si primero le dicen que nació un día y luego descubre que fue otro, pues le tocará aceptar su fecha verdadera porque hay la partida de nacimiento, el documento oficial, lo mismo es en este caso.
¿Cuál es el siguiente paso de la academia?
Ya tenemos un acuerdo que precisamente se suscribió el pasado 15 de agosto, ahora buscamos tener una audiencia con el alcalde de Guayaquil para entregarle el documento. Si no lo logramos de esa manera, entonces entregaremos nuestro pronunciamiento por ventanilla universal, pero primero haremos el intento. (I)