Uno de los platos que no puede faltar en la mesa ecuatoriana, sea si uno vive en la Costa o en la Sierra, en el Oriente o en la región Insular, es la sopa. Es como el amor de la mamá o la abuelita hecho comida y servido en un tazón; es el remedio casero por excelencia que cura casi todo malestar del cuerpo y del corazón; y sin este potaje el plato fuerte, de almuerzos o meriendas, no pudiera llamarse ‘segundo’.