Bucle, el segundo disco de la pianista ecuatoriana Lyzbeth Badaraco, está marcado por el recuerdo de su madre y de su abuela. “Es un homenaje a la mujer latinoamericana”, expresa Badaraco sobre el álbum, que refleja el “sacrificio” de su madre y de su abuela por educarla a ella y a sus tres hermanos. Su madre los impulsó a que estudien música, y le resultó: los cuatro hermanos son músicos. Badaraco tiene una licenciatura en música contemporánea otorgado por la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG) y un máster del Conservatori Superior Liceu de Barcelona, España.
Su primer álbum, titulado 93, fue lanzado en 2018 y acompañado de un documental llamado 93: historias contadas a través de un piano, que cuenta el proceso de grabación del disco. “El documental ya ha sido presentado en varios festivales a nivel internacional, como en Argentina en el Festival de Buenos Aires, en el Festival Internacional de Cine de Guayaquil”, añade la compositora. Además, recientemente fue expuesto a migrantes ecuatorianos en la embajada ecuatoriana en París, Francia.
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El género en el cual se desarrolla Badaraco representa un reto. Ella es puramente instrumentista, y la música instrumental, reconoce, está alejado de la música popular o mainstream. Expone que, aunque cree que la música instrumental no retomará la popularidad que alguna vez tuvo, la estrategia de los instrumentistas de encontrar nichos de audiencias es enriquecedor para la cultura. “Si solo tuviéramos una opción sería todo monótono...está bien que haya variedad”, reflexiona.
La madre de Badaraco, abogada, siempre quiso ser artista. Badaraco admite que sintió la presión de que su madre quiera que estudie música, al menos cuando era niña. “Es normal, eres niño. Era pesado ir del colegio al conservatorio, nuestra jornadas jornadas empezaban a las 5 de la mañana y terminaban a las 10 de la noche”, recalca la artista, quien indica que a los 15 años decidió que se dedicaría de lleno a la música.
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Más que enfrentar obstáculos en su carrera por ser mujer, Badaraco cree que ha tenido que navegar el estigma que existe contra realizar actividades artísticas como profesión. “Alguna vez me preguntaron qué es ser artista en Ecuador, donde las ayudas gubernamentales son muy pocas, donde no hay un frente fuerte que apoye a la cultura ecuatoriana”, subraya la pianista.
Sin embargo, también señala que “confía” en que el apoyo a la cultura ecuatoriana mejore, pues ve un “movimiento independiente” de artistas mujeres destacadas, como Camila Pérez, Luz Pinos, Grecia Albán, Pamela Cortés y Mirella Cesa. “Somos nosotras las que estamos luchando día a día por eso”, dice Badaraco.
“Se vienen más festivales, no puedo contar mucho, pero hay un par de invitaciones para presentar el trabajo en otros lados. También se viene el Festival del Jazz en Guayaquil, donde también se presentará mi trabajo”, explica Badaraco.
Además de sus proyectos artísticos, Badaraco es docente a tiempo completo en la UCSG. Explica que llegó a la docencia “por accidente”: cree que es importante retribuir lo aprendido a las nuevas generaciones de artistas, a quienes siempre recalca que deben seguir sus proyectos, pues piensa que “es difícil ser líder de un proyecto instrumental solista, pero no es imposible”. (I)
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