La cantante ecuatoriana Brenda desborda emoción por estos días. La artista se prepara para representar al país en la competencia folclórica del Festival de Viña del Mar 2026, un logro que considera crucial para su carrera y para expandir la música ecuatoriana.
Su participación surgió de una simple sugerencia en una radio. Tras aplicar sin éxito el año anterior, insistió con su nueva canción Capullito, una “fusión entre ritmos de bomba y San Juanito” que conecta sus raíces serracosteñas. Brenda siente que esta propuesta diferente, con ritmos auténticamente ecuatorianos, fue puesta en valor por la organización de Viña.
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Aunque espera ganar la Gaviota, su mayor expectativa es “disfrutar mucho el proceso” y expandir su música. Tras Viña, lanzará el primer sencillo de su nuevo EP el 21 de marzo de 2026, coincidiendo con el Mushuk Nina (año nuevo andino).
¿Cómo se dio el proceso para ser elegida para cantar en Viña?
En el 2023 fui a una radio y una de las locutoras me dijo “tienes una música superlinda, ¿por qué no intentas postular a Viña del Mar?“. No lo había pensado, ni sabía cómo era la postulación, que es pública.
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Apliqué el año pasado en la categoría folclórica, con mi anterior canción, pero no salí seleccionada. Fueron Las damas de oro, que de igual manera dejaron en alto el nombre de Ecuador. Volví a aplicar, con la intención se seguir haciéndolo hasta que me salga.
¿Con qué canción participas?
Mi propuesta es Capullito, que acabo de lanzar. Es una fusión entre ritmos de la de bomba y de San Juanito, que se conectan mucho con mis raíces de padre y madre, yo soy serracosteña. Hemos tenido dos reuniones, con el equipo de Viña. La primera, cuando me dijeron que salí seleccionada; y la otra, cuando me dijeron que están muy contentos de recibir una propuesta como la que yo estoy llevando.
Es una canción completamente con ritmos ecuatorianos. Me siento muy contenta de que algo tan diferente haya sido puesto en valor.
¿Qué otras razones te motivaron a participar?
Como compositora,el hecho de que una de mis canciones suene en un escenario me llamaba la atención, que sea escuchada a otros niveles. Es una competencia, no solamente son conciertos, y ponerme en esta carrera me permite ver si realmente soy capaz. También es una oportunidad para seguir expandiendo mi música, porque soy una artista bastante nueva, empecé hace unos 4 años.
Como artista nueva e independiente, ¿cómo estás planificando este viaje? ¿Ya has recibido propuestas de apoyo?
En este momento toda la preparación ha sido con mi equipo personal, con mis músicos. Me voy con un requinto, Mario Andrés Gutiérrez, y con Carlos Jácome, que es mi ingeniero de sonido, mi coproductor y guitarrista. Ya empecé a gestionar la parte visual, porque esto es un show televisivo. Como recién se ha hecho el anuncio, todavía no he recibido propuestas de marcas o empresas para auspicios. Estoy super abierta. En cuanto a la logística del viaje, Viña lo está gestionando. Pero la parte de vestuario, preparación, ensayos, de eso me encargo yo.
¿En este proceso has tenido oportunidad de conversar con otros artistas ecuatorianos que te puedan aconsejar desde su experiencia en Viña?
Tengo planificado hablar con Juan Fernando Velasco, que cantó en Viña años atrás (1999). Lo conozco, me fui de gira con él el año pasado. No hemos podido conversar porque él está haciendo gira de medios en Colombia. Pero él ya sabe y está muy contento.
¿Cómo se define tu propuesta musical?
Soy parte de la nueva música ecuatoriana. La mía nace desde la raíz, con producción contemporánea. Hasta ahora todas las canciones que he compuesto, incluyendo Capullito, son de experiencias personales. Me identifico mucho con la idea de que componer sobre lo que uno vive y siente es lo mejor.
Desde pequeña siempre tuve esa conexión entre la sierra y la costa. Cuando empecé a componer recorrí mi país, viajé a Imbabura, a Santo Domingo de los Tsáchilas. Y lo que entendí es que la música tiene tres niveles, y es lo que trato de poner en mis melodía.
Está la parte de la conexión con la tierra, porque la música es el vibrar de los pueblos. Nuestra música tiene un porqué y un sentido, como la que se usa en los carnavales, en los raymis. Luego lo combino con lo que siente mi corazón.
De hecho Capullito es una canción de amor, con un poco de desamor. Es un amor medio desenfrenado, porque eso nos caracteriza mucho a los ecuatorianos, a los latinos. En el amor somos muy dramáticos. Es un estilo de composición que también hay mucho en las coplas cayambeñas.
¿Cómo surgió ese deseo de hacer una especie de puente entre sonidos ancestrales y contemporáneos?
Nací y crecí en Guayaquil, pero mi papi siendo otavaleño, él siempre siempre nos hacía pasar vacaciones y ciertas Navidades en Otavalo. Todo lo que escuchaba se sumando a mi memoria musical mía, la sierra y la costa.
Tuve la sensibilidad de poder prestar atención a lo que mis abuelos y tíos cantaban. En mi caso fue pasillo, bolero, sanjuanitos. Yo me enamoré de pequeña del Dúo Benitez Valencia. A medida que fui creciendo y para el 2021 empecé a gestar mi proyecto y decidí hacerlo con lo que se me hacía lo más natural: juntar la música de estos dos territorios.
Siempre supe que iba a ser un poco raro para algunos, pero a mí me gusta. Si pensamos en la musicalidad de Colombia o de México, si ellos escuchan rancheras, no dicen “esto es solo de tal parte de México”, sino que se sienten identificados desde todo su país.
¿Con quiénes has trabajado que te han ayudado a concretar esta visión?
En el 2019 tuve mi primera reunión con Danilo Arroyo, el productor musical con el que yo trabajé por muchos años. Fue el baterista de Juan Fernando Velasco y de hecho él fue el que me lo presentó. Con él empezamos a crear y gestar cómo sonarían estas fusiones, como el sanjuanito con la bomba, o el bandolín con un pasillo.
Alex Pasa, que es un músico de Chimborazo, indígena de Colta, en cambio viene con la sabiduría de la música puruhá. Luego está Carlitos Jacome, él es ingeniero de sonido, de Machachi, y con quien estoy coproduciendo. Está Marito Andrés, reconocido como el requinto de oro. Trabaja con La Toquilla, y también con nuestra querida Paulina Tamayo.
¿Con quién te gustaría trabajar de los artistas ecuatorianos, alineados a tu propuesta?
Me encantan las fusiones y por eso me gustaría trabajar con Aguilar con su Orquesta. Con Juan Fernando sería un sueño hacer un dúo, porque desde que me fui de gira con él, lo admiro muchísimo. Su estilo de balada pop es muy interesante.
Aparte de la música ecuatoriana, ¿tienes otros referentes?
Similar a lo que yo hago aquí en Ecuador está en Perú Renata Flores y Milena Wharton. Soy superfan de Rosalía, me encantan Natalia Lafourcade y Mon Laferte. Ellas dos son las grandes cantautoras contemporáneas más importantes en Latinoamérica, han abierto un camino muy bonito para todas nosotras. Natalia ha trabajado mucho con el folclor mexicano y eso me ha dado mucha inspiración.
¿Cómo fue tu participación en New York Fashion Week este año?
La industria de la moda ecuatoriana se ha enganchado con mi canción En la tierra y comenzaron a usarla mucho en algunos proyectos, como editoriales y pasarelas. Todo empezó también con una colaboración que tuve en Cuyana, una marca ecuatoriana en San Francisco. Este año hicieron una edición de New York Fashion Week en la Mitad del Mundo, donde me invitaron a cantar.
He estado en otros eventos de moda. También hice una presentación con el Eco Textil. Todo se ha dado gracias al diseñador Jonathan Ortiz, que me va a hacer los vestuarios para Viña. Es muy parecido a mí, en cambio es quiteño con madre imbabureña. Ha sido lindo conectar con él, porque tiene una visión similar a la mía, pero en la moda.
Aparte de Viña, ¿qué otros planes tienes para 2026?
Se viene superfuerte y va a ser hermoso. He trabajado arduamente estos últimos dos años en un disco que voy a lanzar el 21 de marzo, a propósito del Mushuk Nina, que es el año nuevo andino y celebra un nuevo ciclo. El EP todavía no tiene nombre, pero sigue explorando esta visión que tengo de la música ecuatoriana.
¿Qué expectativas tienes de Viña?
Ya es un honor ir y lo más importante va a ser disfrutar el proceso. Creo que a veces nos olvidamos de disfrutar el proceso y vivir el presente.
Quiero poder conectar con las personas que estén allá, para compartir y disfrutar mi música. Obviamente me encantaría ganar y traer la gaviota a Ecuador, como ya lo hicieron las compañeras. Pero no quiero sentir ninguna presión, quiero realmente poder disfrutarlo.
Exactamente fue lo que me dijeron los directivos de Viña: “La invitación es a pasarla bien.” Y opino lo mismo. (E)