Por María Paulina Briones | poeta y directora de Casa Morada

Una novela que coloca a sus lectores en los linderos de la incomunicación, y que a través de un territorio crea una cartografía en donde el espacio yermo, áspero y adusto va construyendo sentidos desconcertantes, al igual que los personajes que aparecen en esta historia: una traductora perseguida por un acto reprochable, un alemán tan poco comunicativo objeto de un amor casi incomprensible, un perro antipático y salvaje que sintetiza, de alguna forma, a toda una población.

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En la Escapa, que es donde se desarrolla la historia, los habitantes parecen esconder algo, ser sospechosos. Ahí reina la desconfianza hacia los otros y ahí es donde florece este amor, que como el título dice, es solo “un amor”: una forma de tantas, un modo que podría ser una ironía, también una paradoja, una obsesión.

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Si hay algo que logra Un amor es golpearnos a través de un lenguaje directo, muy preciso y simbólico, al mismo tiempo. Si hay algo que la literatura no puede es condescender y Sara Mesa sabe cómo incomodarnos.

Así es la novela de esta autora que ha escrito también Cara de pan, Cicatriz y el ensayo, Silencio administrativo. (O)