Leer Últimos días de una herida es como introducirse en un diario personal de Tamara Mejía Molina, su autora. Cada verso, cada palabra y hasta cada guion dan cuenta de lo que su alma susurró, dijo o gritó en momentos determinados de su vida. La crítica de arte se apodera del maravilloso género de la poesía para dar voz a sus sentimientos, esos que se tiñeron de nostalgia, melancolía, frustración, amargura, alegría y, sobre todo, amor. La escritura, como a muchos en este mundo, fue su mejor aliada para no romperse, dice en uno de sus escritos; pero yo diría que sí se rompió y se volvió reconstruir -o es lo que prefiero pensar yo-.

Universo de libros: Obras para tener un buen fin de semana que encontrarás en PalabraLab

En fin, sin hacer conclusiones no solicitadas, diría que este libro es una declaración de amor, marcada de honestidad y en ciertos momentos de sarcasmo para referirse a un amor que se desvaneció o que duda si existió. «Sé que habíamos dejado de besarnos como novios y que ya no sabíamos cómo hacer el amor / éramos un matrimonio cualquiera incluso antes de casarnos... ¿me amaste alguna vez’? porque hubiera sido tan fácil quererme si me hubiera convertido en un sobre de Salofalk».

La guayaquileña nos entrega 34 poemas y una bitácora, repartidos en dos secciones; la segunda sección lleva como nombre ‘La separación’, en donde justamente nos permite conocer las diferentes etapas por las que transita ante el final de lo que su cajita llena de ideas románticas entregó, amó, apasionó. Es así como envuelve al lector desde sus títulos, como ‘Alegoría’, ‘Temor’, ‘Tormenta eléctrica’, ‘Nadie’, ‘La llama’, entre otros. De esta sección ‘Correspondencia’ es la que me parece la más cruda, en uno de sus versos reza: «Te pedí vacaciones juntos y me enviaste al siquiatra».

Publicidad

Pero también hay otros poemas para reír, aunque su título diga lo contrario: ‘Lloro demasiado’. Y están los que te hacen empañar el alma: «esta muerte es en cierto modo una suerte, un pacto de paz».

La nostalgia es un sentimiento que se activa como los cobros con cada pago a fin de mes, expresa la autora en su libro editado por El Quirófano. Bien podría ser una buena compañía para terminar el mes de enero, o para empezar el mes de febrero, el mes del amor, ¡qué conveniente!. (O)