El deterioro de la salud de la reina Isabel II es evidente e innegable. La monarca no aparece en un compromiso público desde el 19 de octubre de 2021, lo que confirma la fragilidad que presenta ante la merma cada vez más grave de la movilidad de sus piernas.

La mujer que reina Inglaterra desde hace 7 décadas, está consciente de sus limitaciones y no las niega, al contrario, bromea de su condición, a sus casi 96 años y al vencer el reciente contagio de Covid-19, que agravó un poco más su estado.

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“Estoy aquí. Buenos días, bueno, como puedes ver, no puedo moverme”, dijo sonriendo a los secretarios de los Servicios de Defensa entrantes y salientes, que recibió en el mes de febrero en Windsor, mientras miraba sus pies y se le dificultaba moverse para saludar a la pareja de altos funcionarios militares.

Días recientes, recibió al primer ministro canadiense, encuentro que marcó su reaparición en el castillo para atender una visita oficial, tras recuperarse del virus.

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La negación de la reina Isabel II a utilizar una silla de ruedas

El palacio de Buckingham informó que la reina Isabel II no asistiría al Servicio de la Commonwealth, pautado este lunes 14, anuncio que encendió las alarmas en el pueblo británico, al ser la primera vez en una década que no está presente, publicó el Daily Mail.

Este es un acto de especial importancia para Su Majestad, en el que se celebra la mancomunidad de las ex colonias y protectorados británicos, pero la dificultad para moverse le impide asistir este 2022, en una cita que alberga a 1500 invitados y será presidido por el príncipe Carlos.

La líder de la familia real de Inglaterra está utilizando un bastón para apoyar sus pasos, en un caminar lento y “descarta la opción de utilizar una silla de ruedas, por lo que sigue decidida a continuar caminando el mayor tiempo posible”, mencionó el tabloide londinense.

Y antes esta imposibilidad de asistir al evento que reúne a mandatarios extranjeros, crece el temor que Isabel tampoco esté en el homenaje oficial del príncipe Felipe, pautado para el 29 de abril.

Este será el tributo organizado con la presencia de mandatarios, organizaciones y la familia en pleno, acto que fue reducido a 30 personas por culpa de la pandemia en el momento de su deceso.

En el afán de garantizar que la reina asista al funeral de Felipe, el evento protocolar fue reducido a solo 50 minutos. Sin embargo, el largo trecho que implica su llegada y posterior caminata por el pasillo de la abadía hasta su asiento, es visto como imposible.

Por ello, que se esté pensando en desplegar una puerta lateral que reduzca el tiempo en que Isabel deba caminar, pero aún así, para el palacio resulta demasiado.

La fragilidad de la monarca británica

La madre del próximo rey de Inglaterra ya no tiene las misma fuerzas que mostró en el pasado. A su edad, es demasiado frágil y cada día se reduce la posibilidad de que aparezca en eventos, dado la rigidez de su piernas para caminar.

Una fuente de palacio habló de los preparativos del Jubileo de Platino, a celebrarse este verano y aseguró la presencia de la reina en ellos.

“A diferencia de los jubileos anteriores, la reina no estará en todos los eventos, pero asistirá a los momentos importantes”, explicó.

A decir de los informes de The Sun, la reina ya no pasea a sus queridas mascotas, los leales corgis y dorgis que tanto la hacen feliz y en quienes encontró refugio en el momentos más aciago de su vida, en la muerte de su amado esposo.

Este medio británico se refirió a esta imposibilidad, diciendo que durante 6 meses no ha podido sacarlos en el castillo de Windsor y lo peor, se teme que nunca más pueda hacerlo.

“Ella no está lo suficientemente bien”, dijo una fuente del palacio, al recordar que también dejó de montar desde el año pasado y decidió seguir las instrucciones de su médico, no consumir nada de alcohol. (E)

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