El papa Francisco sigue estable, pero persiste una inflamación pulmonar que le impidió ayer leer su catequesis en la audiencia semanal general en el Vaticano y lo obligó a pedir ayuda a uno de sus colaboradores. Por recomendación médica, tampoco pudo ir a la cumbre climática de Dubái COP28.
Antes de la audiencia, el papa recibió al club de fútbol escocés Celtic, pero su discurso fue leído por otra persona.
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Los portavoces de la Santa Sede confirmaron que el papa, próximo a cumplir 87 años, está recibiendo tratamiento con antibióticos.
Mientras tanto, medios estadounidenses como The Huffington Post han divulgado que el papa Francisco ha decidido tomado acciones contra uno de sus críticos de más alto rango, el cardenal estadounidense Raymond Burke.
De confirmarse, esta sería la segunda acción considerada radical en contra de un prelado conservador norteamericano este mes. El anterior fue el exobispo de Tyler, Joseph Strickland, a quien el papa destituyó luego de sus críticas a los intentos de reformas de la iglesia católica. A Strickland se le pidió que dimitiera, pero ante su negativa, fue cesado.
El papa habría dicho en reunión del directorio de las oficinas del Vaticano que sus acciones contra Burke serían porque este se ha convertido en una fuente de desunión en la iglesia, corroboró uno de los participantes de la reunión del pasado 20 de noviembre, según publicó hoy The Huffington Post.
Burke habría perdido el subsidio a su vivienda y el salario por ser cardinal retirado, al ser culpado de usar sus privilegios contra la iglesia, aseguró otra fuente que, tal como la anterior, permaneció anónima, pues no se los ha autorizado a revelar detalles.
Burke, abogado canónico de 75 años, no ha recibido todavía notificación de las medidas, respondió su secretario en un mensaje de texto dirigido a la agencia Associated Press (AP).
El papa tiene un historial de rivalidad con el cardenal, pues en 2014 lo despidió de la corte suprema de justicia del Vaticano en 2014. Desde entonces se ha convertido en uno de los críticos más abiertos del sumo pontífice, especialmente por su abordaje de los católicos LGBTQ y su proyecto de reforma para hacer que la iglesia tenga más comunicación con su feligresía.
Dos veces, Burke se ha unido a otros cardenales conservadores al presentar al papa cuestionamietnos formales conocidos como ‘dubias’, pidiéndole que aclare asuntos de doctrina que han molestado a ese sector.
¿Cuáles son estos motivos? Además de los mencionados, este movimiento se opone a la postura del papa sobre el divorcio y el segundo matrimonio civil entre católicos. Pero él no ha respondido. Ellos insistieron para consultarle en su opinión oficial sobre si se debe dar la bendición a parejas del mismo sexo. Esta vez recibieron una respuesta ambigua: ‘Puede ser’.
Y luego, en el sínodo de octubre de este año, Burke presidió una especie de antisínodo’, alojado cerca de la Plaza de San Pedro. Allí rebatió intensamente la cultura de la ‘iglesia sinodal’ y las reformas en el catolicismo.
“Es desafortunado que la invocación del Espíritu Santo para algunos tiene el fin de traer una agenda que es más política y humana que eclesial y divina”, dijo entonces, ante el aplauso de su audiencia.
Burke, nativo de Wisconsin y devoto de Nuestra Señora de Guadalupe, acompañaría al exobispo de Tyler, Texas, Joseph Strickland, en recibir una sanción de parte del papa. Strickland fue el motivo de una investigación de los asuntos de su diócesis antes de ser reemplazado por su compatriota Joe Vásquez.
Strickland reaccionó con estupefacción a los reportes contra Burke. “Si es correcto, es una atrocidad que debe ser opuesta. Si es falsa información, debe ser corregida inmediatamente”.
El vocero del Vaticano, Matteo Bruni, no negó los reportes, pero pidió a los periodistas que dirijan sus preguntas a Burke.
En una publicación de X de hoy, Strickland animó a orar por el papa y por la iglesia católica. “Que viva Cristo Rey”, concluyó en español. (I)