Victoria Eugenia Henao tenía 13 años cuando llegó a su vida Pablo Escobar. Creció en un barrio humilde de la ciudad colombiana de Envigado y fue en ese entorno en el que conoció, en 1973, al que sería su futuro esposo y padre de sus dos hijos.

Victoria era hermana de uno de los mejores amigos de Escobar, Carlos Mario Henao Vallejos, cuando el narcotraficante empezaba a dar sus primeros pasos en el tráfico de droga al tener tan solo 24 años.

A pesar de la diferencia de edad, se casaron tres años más tarde, el 29 de marzo de 1976. Once meses después nació Juan Pablo, el primero de sus dos hijos. La segunda, una niña llamada Manuela, llegaría en 1984.

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Imagen de Pablo Escobar y Victoria Eugenia Henao, correspondiente al 1 de mayo de 1973. Foto: Facebook de Victoria Eugenia Henao

Junto a Pablo Escobar, La Tata, como era conocida por sus familiares, vio cómo crecía el poder del narcotraficante, que logró ser uno de los hombres más peligrosos y poderosos de Colombia.

En una entrevista con Infobae y en el libro que publicó en 2018, Pablo Escobar: Mi vida y mi cárcel, Victoria Eugenia Henao contó sobre los abusos que vivió durante su relación con Escobar, entre tener relaciones sexuales cuando era menor de edad y pasar por un aborto forzado.

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Además, relató las situaciones donde estuvo en riesgo su vida y la de sus hijos, como la explosión de un coche bomba con setecientos kilos de dinamita en su hogar, amenazas de muerte e intentos de secuestro.

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Escobar murió el 2 de diciembre de 1993, a los 44 años, mientras huía descalzo por los tejados de una casa de Medellín. Uno de sus los policías que participó en el operativo en el que se le dio de baja (aunque su hijo sostiene que se suicidó de un balazo detrás de la oreja), posó junto a sus compañeros con un pedazo de bigote de Escobar, como un trofeo de guerra.

Imagen de la portada del libro de Victoria Eugenia Henao, "Pablo Escobar: Mi vida y mi cárcel". Foto: Península - Editorial Planeta

Tras caer Escobar, sus enemigos querían matar a su hijo, pensando que podía ser el heredero, contó la viuda. “Les dimos todo lo que teníamos, negociamos. Pero la vida que llevó mi hijo les demostró que iba a estar del lado del bien, nada de guerras ni de seguir el legado sangriento de su padre”, aseguró Henao.

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Quedaron algunos saldos pendientes con otros narcos y no por deudas sino por venganzas. Cuenta Henao que la obligaron a tener una reunión con ellos y a entregarles varias propiedades, hasta las que habían sido incautadas por el Estado.

Aseguró que los cobros que le hicieron por la deuda de Pablo Escobar con otros carteles ascendía a más de 120 millones de dólares. Según cuenta Henao, el pago de esta suma aseguraría que no la mataran a ella ni a su familia. Los encargados de cobrar dicho dinero le exigían el pago como perdón a todo lo que habían gastado en la guerra con él y por los daños y perjuicios que este les causó con secuestros, asesinatos, daños a sus propiedades, entre otros.

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Henao cuenta que le tocó entrar en una negociación con “los principales capos del narcotráfico en Colombia”, entre ellos los jefes del cartel de Cali, los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, José ‘Chepe’ Santacruz y Hélmer ‘Pacho’ Herrera. Ese proceso empezó en febrero de 1994 y duró por lo menos, ocho meses, hasta que la mujer pudo pagar el saldo total.

Captura de pantalla de la cuenta de Instagram de Victoria Eugenia Henao.

Victoria Eugenia Henao cambió su nombre legal por el de María Isabel Santos Caballero y se trasladó con su familia a Argentina. Desde allí lleva una vida tranquila como escritora y conferencista. Además, dice en su cuenta de Instagram que es especialista en coaching ontológico. (I)

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