El brunch se populariza en Estados Unidos. Aparentemente se inició, por lo menos conceptualmente, a principios del siglo pasado en Inglaterra.
La palabra nace de la combinación de breakfast y lunch, que denota una mezcla de desayuno y almuerzo. Típicamente es una comida diseñada para los domingos, pues es opípara, reservada así para días familiares o de ocio, y puede ser hoy lo más cercano que usted pueda encontrar a un festín glamoroso en el cual pasará dos o tres horas en la mesa.
Normalmente se sirve entre las 11:30 a. m. y las 2:30 p. m., siempre en bufé, y está compuesto por platos del desayuno y muchas proteínas usualmente servidas en el almuerzo.
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Hay brunchs famosos, como el del Hotel Breakers de Palm Beach o el del Hotel Waldorf Astoria en Nueva York. Como parte del bufé de estos brunchs podemos listar guafles belgas, salchichas de todo tipo, huevos benedictinos, omelets hechos al momento y al gusto del comensal, todo tipo de frutas, miel, caviar, nigiris, chuletas de cordero en distintas salas, prime ribs, langostas de Maine; las ostras son infaltables, camarones y pangora, escargots y más de 50 postres y quesos diferentes; acompañados por aperitivos, como Bloody Mary o champán y vino. Claro está que, para disfrutar de este bufé, va a tener que gastar entre $ 100 y $ 150 por persona.
Restaurantes famosos, con cocina más moderna, como Eleven Madison Park, le ofrecerán sofisticaciones evolucionadas, con más técnica, como cubos de fuagrás con chocolate.
En Ecuador no existe la costumbre del brunch, quizá porque nuestros desayunos son muy sustanciosos, con el verde omnipresente en forma de bolón, tigrillo o pasteles. Hace algunos años, Balandra tenía un muy buen brunch de mariscos en el que destacaban los crustáceos y los bivalvos, pero su oferta sumaba no más de una docena de opciones distintas.
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El único sitio donde se ha vuelto una costumbre o tradición el brunch es el Club de la Unión. Tienen una propuesta que ha sido mejorada; se encuentran también platos de desayuno y de un típico almuerzo, junto con propuestas locales, como humitas, hornado, hayacas o fritada. El arroz caldoso de camarones estuvo muy bueno. Los rollos y los dim sum de este bufé quizá fueron lo mejor. Es un arte lograr que las proteínas, sobre todo la carne, se mantengan frescas y jugosas, es decir, que no se sequen luego de dos o tres horas de servicio. Estuvieron presentes dos o tres platos infaltables en un brunch, como las ostras y los huevos benedictinos. El costo con impuestos es de $ 40 por persona.
El del Club de la Unión no es un brunch fastuoso como los mencionados anteriormente, en Estados Unidos, pero es una buena oferta, quizá la única de la ciudad en este tipo de servicio. ¿Habrá un vacío? ¿Existirá la demanda en este mercado que pueda ser llenada por más jugadores? (O)