Con una trayectoria de dos décadas en hotelería y docencia gastronómica, el chef quiteño Diego Hermosa, de 42 años, aterrizó en Guayaquil para liderar la cocina del Bankers Club, justo al inicio de la temporada navideña, una de las más exigentes entre los comensales.

Sin embargo, en una entrevista con Diario EL UNIVERSO, Hermosa se confiesa como el dueño de un paladar de gustos sencillos, que disfruta de un seco de pollo preparado por su esposa o de una chuleta de cerdo con el toque justo de pimienta y de sal.

Esa simplicidad (que no significa falta de innovación), además del respeto por los productos y por quienes los han cultivado, se irradia ahora entre el equipo de 17 personas de su nueva casa culinaria.

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Hermosa propone una cocina sencilla que impacte por su técnica.

“La expectativa aquí es muy grande, porque estamos en víspera de hacer un cambio en el menú, por una carta donde podamos aprovechar el producto estacional, bastantes recursos del Guayas y de sus alrededores. Ese es uno de los planes a corto plazo”, comenta.

¿Qué te motivó a apostar por una carrera gastronómica?

A los 13 años di mis primeros pasos. Ya entonces tuve una visión de este camino, porque me gustaba preparar las recetas del libro de cocina que había en mi casa. Y en algunas oportunidades me han preguntado qué fue lo primero que preparé, y fue una pizza de atún, que parecía más una galleta que una pizza (risas). Entonces, me trae muchos recuerdos, porque fue el primer plato que hice siguiendo las indicaciones, aunque no con un resultado exitoso.

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¿Cuáles son tus expectativas como parte del Bankers Club?

Somos 17 personas en el equipo, y sumamos a chicos que vienen de diferentes lugares e instituciones para hacer sus pasantías, y nos vamos a valer de ese potencial humano para salir adelante con todo lo que estamos planeando. Ya hemos podido hacer ciertos ajustes y ciertas modificaciones para mejorar, y ellos ya van sintiendo ciertos cambios.

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¿Qué aporte único trae Diego Hermosa a esta cocina?

Una cocina sin mucha manipulación, una cocina más limpia en el sentido de destacar al productor y su producto como tales; y sin tener mucho trabajo por sobre el producto, sino de tratar de sacarle el mayor provecho, con propuestas sencillas pero de mucha presencia de técnica culinaria.

¿Qué influencias gastronómicas o chefs te influyen?

Tengo varias. No quisiera nombrar solo a algunos, pero hay algunos que ya no están con nosotros y otros que todavía están vigentes. Y, en realidad, es una mezcla de chefs locales e internacionales que en algún momento pasaron por mi vida y que yo coincidí en la de ellos y de quienes pude aprender, entender y valorar muchos aspectos al estar metidos en una cocina.

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¿Qué tipo de recetas prefieres como comensal?

La comida más sencilla: creo que eso va de la mano con mi propuesta. A veces menos es más, y en la cocina aplica bastante porque, mientras menos manipulado, menos le agregues a una preparación, será mucho mejor. Particularmente, me gusta la cocina ecuatoriana y, a pesar de ser quiteño, prefiero la comida de la Costa.

Los sabores del Litoral lo enamoraron, aunque mantiene el gusto por la cocina quiteña y su tradición.