Japón, pandemia, Quevedo, Darwin, ¿qué tienen en común? Charles Darwin se refirió a la supervivencia del mejor adaptado, y esta historia es un ejemplo de ello.
Un joven originario de Quevedo ha visto en cada reto la posibilidad de crecer y reinventarse; hoy es pionero en el tema de cuchillos japoneses de alta gama. Así es como los tópicos se conectan.
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Erick Arreaga se mudó a Guayaquil a los diecisiete años para iniciar sus estudios de Ingeniería en Minas y Petróleo, pero los cupos en la universidad se habían terminado. En lugar de lamentar su suerte, decidió utilizar el tiempo estudiando Gastronomía. Lo que empezó como una afición se convertiría en su carrera, obteniendo la licenciatura a los veintiún años. Para entonces había decidido que lo suyo era el arte, porque eso es la cocina para Erick, una manifestación de su creatividad a la máxima potencia.
Como cada buen cocinero ha pasado por ser aprendiz, ayudante de cocina, jefe de cocina, chef ejecutivo y chef privado para varias empresas. Hace cuatro años cambió la ciudad por el mar, llegando a las Galápagos a trabajar en barcos de crucero. Luego vino la pandemia, el turismo se estancó y Erick no podía sentarse a esperar.
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Optó por dedicarse a algo que lo había atraído desde siempre, los cuchillos japoneses de alta gama. Hoy es experto en el tema, y explica: “Los cuchillos japoneses tienen un solo bisel, el filo de un solo lado, mientras que los cuchillos occidentales tienen dos. Aquí no se trata de un simple utensilio sino de una tradición. Cada cuchillo es una obra de arte, sus cortes precisos mejoran el sabor de los alimentos”.
En Japón, los cuchillos se forjan a mano, y el conocimiento de su fragua son un legado que se pasa de generación en generación; llevan la firma del herrero y son fabricados de acero inoxidable e incluso del mismo acero con el que se forjan las espadas.
Desde el siglo XIV la ciudad de Sakai era la capital para la manufactura de las espadas de los samuráis. En 1868 los samuráis fueron prohibidos de portar sus armas, entonces los herreros comenzaron a forjar cuchillos y utensilios de alta gama. Hoy existen otros centros de producción y varias marcas destacadas, como Nigara Hamono, Yu Kurosaki, Miyabi, entre otras.
“El cuchillo de un bisel ayuda a mantener las cualidades organolépticas de los alimentos y cada instrumento está diseñado para una función específica. Sea frutas, vegetales, carnes, pescado”.
Erick decidió incursionar en este nuevo nicho en el Ecuador a raíz de la pandemia, y hoy tiene más de 14.000 seguidores en su página de Instagram (@eryck_arreaga) donde propone recetas y comparte fotos artísticas de sus creaciones gastronómicas.
“Como gastrónomo me gusta invertir en las mejores herramientas para trabajar cómodamente y obtener mejores resultados. En Japón cada cocinero antes de hacerse llamar como tal primero debe aprender a afilar y cuidar sus cuchillos”.
Erick ha vuelto a laborar en el mar, sin embargo, mantiene su cuenta de Instagram @japaneseknives.ec donde asesora en la elección de la herramienta que mejor se ajuste a las necesidades del cliente, de entre productos originales forjados 100 % en el Japón, de las marcas y herreros más conocidos en el mundo. Así inicia su emprendimiento que aspira, en poco tiempo, a abrir la primera tienda en el Ecuador especializada en utensilios japoneses de alta calidad.
A sus veintinueve años presenta una increíble hoja de vida, con grandes logros y proyectos. “Vengo de una familia de maestros, por tanto, siempre me ha gustado estudiar. Desde los yates y cruceros continúo con el aprendizaje y práctica de idiomas, cultura japonesa y, por supuesto, gastronomía”. (I)