“Ciempre (así, con c) al despertar mi primer pensamiento va para ti, porque desde que te conocí eres parte de mi vida”, reza una frase escrita en un poste de luz, y cuya foto fue capturada por María Lorena Peña Puga. La artista dice que estas palabras recogen -de alguna manera- su sentir hacia Villa Rosita, una casa situada en la calle Colón (entre Quito y Pedro Moncayo) desde 1935. Este bien patrimonial ha llevado a Peña a crear una colección de obras que por primera vez se conjugan en un solo espacio para la exposición Los quince años de Villa Rosita: El registro, la memoria y lo importante.

Al ingresar a la Galería Mz14 lo primero que se ve es un cuadro en gran dimensión de la villa de antaño, que brilla tanto como la luz del sol. Enseguida la vista continúa con su paseo ordenado por cada una de las 21 obras que en el sitio han sido montadas de una manera que el espectador sienta como si estuviese entrando a este bien patrimonial de Guayaquil.

“Villa Rosita fue la primera obra que hice con escarcha como técnica pictórica en el 2006, ganó una mención de honor en el Salón de Julio”, menciona Peña sobre la obra que hace unos años es parte de la reserva del Museo Municipal de Guayaquil.

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Fue en el 2006 la primera vez que elaboró la obra 'Villa Rosita', ganando una mención de honor en el Salón de Julio. Foto: Ronald Cedeño

La muestra está conformada por cuadros de varios formatos que llevan plasmados en escarcha detalles del interior y fachada de la villa, como zapatos, dibujos de niños en las paredes, perspectivas de su interior y más. Esto luego que la artista ingresara a la casa. “Lo que hice fue un registro y levantamiento de todo lo que yo encontraba en la casa para de una manera mantener viva la memoria de la villa”, sostiene.

Los detalles que más llamaron la atención de la artista fueron plasmados cuadros individuales. Foto: Ronald Cedeño

La exposición la complementan archivos de audios con voces y entrevistas en la calle Colón, un registro audiovisual, una carta de solicitud al expresidente Rafael Correa en la que se pedía no demolerla y fotografías. “Es la primera vez que saco todos mis papeles, todo lo que tenía en mi cabeza y todas mis entrevistas, y empecé a armarlo en la pared”, afirma Peña.

Un mapa conceptual en la pared que reúne toda la investigación que la artista realizó en torno a Villa Rosita. Foto: Mishell Sánchez

La muestra suma quince años de trabajo de la artista, su curaduría estuvo a cargo de Pily Estrada. “Villa Rosita es una historia contada en fragmentos (...) Los quince años de Villa Rosita es disfrazar de celebración la agonía del patrimonio y devolver, al menos como gesto , el brillo que estamos dejando oscurecer”, escribe Estrada en una de las paredes de la galería.

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Una carta al expresidente Rafael Correa pidiendo que la casa no sea demolida. Foto: Mishell Sánchez

Este año Peña volvió a plasmar en escarcha la villa, pero en esta ocasión se encontró con un edificio deteriorado, con una fachada sellada y con varias de sus partes caídas. “Una pena de ver que ya no tiene la parte de arriba, que está empezando a caerse y ver cómo ya casi no se ve la fachada por todas las vallas que le han puesto para cubrirla de la gente que quiera meterse”, agrega la artista.

Confiesa que fue impactante ver por primera vez las dos obras juntas frente a ella. “Es verme reflejada, porque habla de mi proceso, de la técnica, de cómo he ido cambiando, cómo he ido evolucionando, cómo puedo dar más detalles, es ver mi evolución como artista”, confiesa.

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Todo empezó en una clase...

Peña estaba en una clase de cultura ecuatoriana en el ITAE, cuando su docente Florencio Compte empezó a contar sobre el levantamiento de casas patrimoniales en 1987, del cual fue parte. “Nos empezó a hablar desde sus vivencias, nos habló de la villa, le llamó la atención particularmente por donde está ubicada”, dice. Ella ya había empezado un proceso con escarchas y como en otra clase debía presentar un proyecto en el que predominara la técnica, pensó que Villa Rosita y su técnica en escarcha serían un buen complemento.

“Empecé a hacer este ejercicio de mezclar estos polvos, porque no hay ningún otro pigmento... es la escarcha, y mezcladas entre ellas van dando diferentes tonos”, indica.

María Lorena Peña ingresó a la Villa Rosita y fotografió cada detalle que posteriormente llevó a su obra. Foto: Ronald Cedeño

Es así como, casi de manera coreográfica, Peña hizo su obra a punta de “goma, escarcha, levante y sacude... goma, escarcha, levante y sacude”. Dándole de esta forma un valor diferente a un material que reposa en una tienda y al verlo traslada a la época escolar, cuando había que hacer trabajos de manualidades.

Pero en las manos de Peña se convierte en un implemento que da forma a una obra de arte que puede tomar hasta tres meses terminarla.

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María Lorena Peña ingresó a la Villa Rosita y fotografió cada detalle que posteriormente llevó a su obra. Foto: Ronald Cedeño

Para Peña, Villa Rosita es como la bitácora que habla de su crecimiento como artista. “Es un proceso que me ha ayudado a crecer profesionalmente porque me ha hecho dar cuenta de que si haces las cosas bien desde el principio, tratas de ser formal en lo que haces y creer en lo que estás haciendo, al final todo eso se ve reflejado, porque quince años después hay gente que aún me conoce y se acuerdan de mi proyecto”, expresa.

La exposición estará abierta hasta el 27 de agosto en la Galería del Centro de Producción e Innovación Mz14 (calle Panamá y av. 9 de Octubre). Las visitas pueden realizarse de lunes a sábado, de 10:00 a 17:00. La entrada es libre. (I)

'Matavilela', (2007), esmalte sobre madera. La obra está inspirada en la novela 'El rincón de los justos', de Jorge Velasco Mackenzie. En esta obra también incluyó a Villa Rosita. Foto: Ronald Cedeño