El barrio de “ultralujo” de Hudson Yards, en Nueva York, ha cambiado el que iba a ser un brillante futuro por un presente sombrío desde que comenzó la pandemia después de varios suicidios en una atracción turística, una ola de bancarrotas en sus tiendas y un éxodo de vecinos, que lo han convertido en símbolo de una arquitectura a la que la covid-19 puso en la picota.