El fotógrafo guayaquileño Carlos Julio González presenta en su libro Remembranzas de Guayaquil algunas de las costumbres de la ciudad en distintos ámbitos. Uno de ellos es la moda, que a través de varias imágenes ofrece una idea de lo que era la vestimenta usada por los guayaquileños en distintas facetas de los dos siglos anteriores. “No sé cómo aguantaban ciertas ropas debido al clima de la ciudad, aunque existe la doctrina de los beduinos de que mientras más te forras, menos calor te da. Es interesante también ver el trabajo de los fotógrafos de esa época que se preocupaban por la pose y la ambientación”.

La fotografía era muy cara, resalta González. “No cualquiera podía tomarse una foto, el pueblo no podía hacerlo. Solo la gente pudiente tenía los medios para llamar al fotógrafo para que vaya a la casa y les tome las fotos en el patio o en otros lugares. Esto muestra también el elitismo que había en ese entonces”.

Disfrutando de un día en el Jockey Club, 1925. Foto tomada del libro 'Remembranzas de Guayaquil' de Carlos J. González.

El libro es producto también de Andrea González B., quien fue la editora fotográfica. “Mi hija hizo una investigación de más de cuatro mil fotografías y se hizo una selección de acuerdo con un criterio de lo que queríamos poner, lo más representativo en diferentes aspectos”.

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Guayaquil era en ese entonces un centro de teatro, título que compartía junto con Lima (Perú). “Entonces los grandes artistas venían al Teatro Edén, entre otros lugares para presentarse”. Esto era una ocasión especial para que los guayaquileños se pongan sus mejores galas. “Claro, cada uno se emperifollaba de la mejor manera posible como se hacía en Europa. No hay que olvidar la época del Gran Cacao que significaba fortunas que permitía a las familias traer de ese continente casi todo, la ropa, instrumentos musicales, las costumbres, enviaban a sus hijos a estudiar a París. Esa europarización de Ecuador en Guayaquil se manifestaba mucho por ser una ciudad puerto, que recibía todo lo que venía de afuera y de allí recién pasaba a Quito y a otras ciudades. Guayaquil estaba más al día en moda, en cultura”, dice el fotógrafo.

Un grupo de amigos con una cámara muy moderna en el Parque Seminario (1920). Foto tomada del libro 'Remembranzas de Guayaquil' de Carlos J. González.

Las fuentes usadas para plasmar las fotos en el libro fueron el Archivo Histórico del Guayas y el arquitecto Melvin Hoyos. “Tuvimos gran ayuda de don José Antonio Gómez Iturralde, quien era el director del Archivo. Y de forma gentil, Melvin que colaboró con su colección; además aportó con datos, ideas y de lo que era cada foto”.

Carlos Julio González comenta que ese es un problema de las fotos del Guayaquil antiguo. “Tú ves una foto, pero muchas de ellas carecen de información de quiénes o qué lugares aparecen allí. No hay información en muchos casos. Por eso he propuesto al Municipio de Guayaquil que exista un museo de la fotografía. Las fotos que aparecen en el libro tuvieron un retoque tecnológico para lograr resucitarlas y mejorarlas. Se trató en lo posible por conseguir los datos de cada foto, pero fue muy complicado porque eran demasiado antiguas”.

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Dama de principio siglo XX. Foto tomada del libro 'Remembranzas de Guayaquil' de Carlos J. González.

La moda en algunas páginas de Remembranzas de Guayaquil se plasma en algunas fotos rescatadas de mujeres luciendo sus vestidos, sus trajes de baño; hombres luciendo sus trajes impecables con sombreros, posando ya sea en sus casas o parques icónicos de la ciudad. “Se ve el deseo de la gente por presentarse bien; se nota que las familias lucían sus trajes para paseos al Jockey Club, a la playa en Posorja, en el American Park, las retretas en el parque Seminario, los desfiles, en los viajes a bordo del tren o en barcos”, dice González.

Dama, retrato en estudio. Foto tomada del libro 'Remembranzas de Guayaquil' de Carlos J. González.

El lino y el algodón eran las telas que más usaban los habitantes de la ciudad para confeccionar su ropa. “No podían faltar los espectaculares sombreros y peinados de las damas y, en los caballeros, con sus trajes de sastre”.

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En el libro consta la imagen más antigua del Ecuador, asegura González. “Melvin Hoyos me comentó que fue hecha por el fotógrafo Jiménez de la Espada, quien se bajó con su trípode y lo primero que fotografió fue el Malecón. Si no me equivoco fue hecha en 1826, cuando recién se había inventado la fotografía″.