Una serie de obras inspiradas en relatos de mitos, tradiciones orales y folclor de fincas de cacao en Esmeraldas, recopilados a través de conversaciones con locales de la región, serán expuestas en La Visión del Monte, la muestra del artista alemán-ecuatoriano Simon Speiser, que fue inaugurada el pasado sábado 19 de agosto en la galería Casa del Barrio, ubicada en las calles Panamá y Juan Montalvo.
La exposición está compuesta por dibujos a lápiz, fotografías y una escultura mecatrónica que simula la luz dentro de un bosque tropical. Este espacio que montó Speiser, junto a la Fundación Eacheve, que promueve el arte ecuatoriano, cuenta con 11 piezas, las cuales -según el artista- seguirán creciendo en los próximos años, ya que todavía “quedan muchos más cuentos por contar de los espíritus de la selva esmeraldeña”.
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En una entrevista con Diario EL UNIVERSO, Speiser conversó acerca de su vida como artista y de la muestra.
Nació en Ratisbona, pero creció entre Alemania, Ecuador y Bolivia. Toda su formación profesional ha sido en su país natal. “Estudié primero en una academia de arte en Stuttgart, en el sur de Alemania, y luego me gradué en la Städelschule en Frankfurt, que es una academia de arte pequeña pero internacional. El estudio del arte en Alemania es muy particular, ya que brinda mucho espacio y libertad a los estudiantes sin muchas reglas ni estructuras. Esto puede ser difícil, por lo que uno tiene que actuar de manera muy independiente, pero al mismo tiempo refleja mucho lo que significa ser un artista”, afirma el escultor de 35 años de edad.
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¿Cómo se inicia en el mundo de las artes visuales?
Bueno, eso sí es una pregunta bastante amplia que no tiene una respuesta definida. Yo diría que un buen inicio es la obsesión. Hay que encontrar algo a lo que uno quiera dedicarse con una pasión obsesiva; puede ser una temática, una técnica, un medio, un material o lo que sea. Para mí, eso es la relación entre la naturaleza y la tecnología, involucrando mi propia búsqueda de identidad como artista alemán–ecuatoriano. Además, el arte es un mundo bastante social por el cual el intercambio y el tejer una red entre artistas, curadores y coleccionistas es esencial.
Ha crecido entre una mezcla de culturas: la alemana, boliviana y ecuatoriana. ¿Cómo han influido estas en su arte?
La conexión latina sí ha tenido una gran influencia en mi obra, especialmente en relación con la finca de cacao de mi padre en Esmeraldas. Para él, siempre ha sido muy importante mantener la naturaleza salvaje y esa pureza quedó grabada en mi mente. La mayor parte de mi vida he crecido en Alemania, esas memorias de la finca fueron creando un bosque imaginario en mi cabeza que llevo a todas partes y que proporciona el suelo fértil para mi obra.
Al mismo tiempo, también estoy muy influenciado por la ciencia ficción y las nuevas tecnologías. Me fascina cómo la proyección hacia el futuro a través de la ficción allana el camino hacia donde nos dirigimos como sociedad. Por lo tanto, siento que hay una gran necesidad de contar cuentos de ciencia ficción que no nos alejen de nuestro pasado y que no pinten mundos distópicos, sino que más bien dibujen un futuro positivo.
¿Qué temáticas trata dentro de esta exhibición?
La Visión del Monte narra historias de encuentros con espíritus en la selva esmeraldeña. Son relatos que han ocurrido a familiares, amigos y personas del campo. Me interesan mucho las relaciones que se cultivan con esos espíritus y cómo se sitúan en Esmeraldas entre el catolicismo y la cosmovisión afro. Los cuentos se cuentan a través de una escultura de luz que proyecta juegos de sombras en el espacio. La luz está controlada por un brazo robótico que se sincroniza con la voz de mi padre, quien relata cuatro historias que escribí basándome en entrevistas que hice con él y con la ayuda de una amiga en varios pueblos de la provincia de Esmeraldas y tengo muchas ganas de profundizar en el juego de sombras en la escultura.
El origen del nombre “La Visión del Monte”
Para el artista la palabra ‘visión’ es muy típica en Esmeraldas para hablar de lo sobrenatural. “Surge de una entrevista que hice con un chico del pueblo de La Mina, donde vive mi padre, en Mutile. Él me contó una historia que le ocurrió a su padre y terminó el relato con “...pues eso son las visiones del monte que suelen pasar por aquí”. En ese momento supe que ese tenía que ser el título de la obra”, confiesa Speiser.
Esta exhibición, que estará disponible hasta el próximo jueves 7 de septiembre, representa un hito dentro de su trayectoria artística, siendo la primera exposición individual que realiza en la ciudad de Guayaquil y la segunda en el país, ya que en el 2019 presentó la obra de realidad virtual En un joven mundo de resplandeciente brillo, que involucró escaneos 3D en Esmeraldas y en la Amazonía del Ecuador y Brasil, en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito. (I)