Se contactó a Rodrigo Pesántez Rodas, actual miembro de la Academia Nacional de Historia del Ecuador. Escritor que ha investigado sobre la obra poética de Medardo Ángel Silva.

Una labor que también le ha permitido descubrir detalles sobre su vida, develando algunos misterios de su familia.

El misterio de Ángela

Pesántez, de 81 años, indica que acerca de las relaciones íntimas del insigne escritor se ha investigado muy poco. “Lo único que yo pude recabar, de acuerdo con mis investigaciones, es que Ángela Carrión Vallejo fue entregada muy niña a las monjitas en Alausí”, explica.

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Continúa: “Viéndose estas religiosas que no eran capaces de poder educar a la niña como se merecía, llegan a Guayaquil y dan en adopción a doña Mariana Rodas Moreira, entonces la niña se crio con ella, como una hija de crianza”.

Pesántez señala que Silva y Carrión, con edades cercanas, se criaron juntos. Llegando a la adolescencia se crea una relación amorosa “propia de la juventud”.

“Como sabían que no eran hermanos, y que no había un impedimento legal ni moral, llegaron a tener relaciones íntimas y de esta relación nace María Mercedes Carrión el 24 de septiembre de 1918”.

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Su investigación reveló la copia certificada de la partida de nacimiento de la hija del poeta. En esta se lee que la sentencia de posesión notoria de apellidos le fue dictada el 13 diciembre de 1963. Es decir, 45 años después de nacida.

Mercedes Carrión a los 3 años de edad fue dada a la familia Tagle. “Esta familia le dijo que el padre había fallecido de un suicidio y que a la madre la había atropellado un tren”, añade el investigador.

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Con el pasar de los años, Carrión, según expresa, buscó a su hija. Luego de esto los encuentros entre madre e hija fueron frecuentes, apunta.

El misterio del suicidio

“En él la muerte no fue casual, sino una causa de todo su proceso vital que venía engendrándose”, dice Pesántez, quien asegura que Silva venía anunciando su final en poesías y cuentos.

“Él tenía que cumplir lo que los griegos conocían como el fatum (destino). Rosa Amada Villegas no fue sino un hermoso pretexto para que el fatum se cumpliera en él”.

Para el azogueño sí se trató de un suicidio. “Esa es la cuota dura que tienen que pagar los grandes genios para ser consagrados, no ser felices en la vida, sino felices en la eternidad”.

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‘Una trágica muerte’

Este fue el término con el que los amigos de Silva prefirieron referirse al hecho del 10 de junio de 1919. Abel Romeo C. en su libro sobre el poeta describe sobre las circunstancias de su muerte “Nos hace pensar que Silva no pensó en suicidarse cuando fue a platicar con su enamorada. O se le disparó el revólver cuando simulaba una escena de amor (...) todas son hipótesis que siembran la duda acerca de cómo pudo producirse este suceso”.

En el mismo texto reseña las palabras de José Pino de Ycaza, íntimo del poeta. “Nadie sabe hasta hoy por qué y cómo se mató”.  (I)

Rosa Amada Villegas fue un hermoso pretexto, pero no la razón de su suicidio. Él vino cantando su muerte desde antes, todas sus poesías son un reflejo de su intimidad. Rodrigo Pesántez Rodas, escritor

Detalles del investigador

  • Rodrigo Pesántez Rodas es doctor en Filosofía y Letras. Funcionario de la Unesco en Europa (1970); Premio Internacional José Vasconcelos de México (1996).
  • Autor de más de una docena de libros, entre los que destacan Visión y revisión de la literatura ecuatoriana (dos tomos), Panorama del ensayo en el Ecuador, Plenitud y ocaso del instante y otros textos de poesía.