En el escenario, Antonio Canales es fuerza y pasión. Pone su alma y ese flamenco que lleva en la sangre, que aprendió desde chico con las mujeres de su casa y que él convirtió en centro de su vida. El bailaor español está de visita en Ecuador. Llegó para participar en la Misa Flamenca Los gitanos cantan a Dios, con la compañía del maestro Tito Losada. Canto, baile, música, lamento y gozo se juntan en esta obra, que muestra la cultura flamenca, de la que Canales es un representante a través de sus múltiples facetas. A más de bailarín, es escritor, un arte al que llegó leyendo; coreógrafo y actor. Puso en escena La casa de Bernarda Alba y ahora alista Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, ambos de Federico García Lorca. “Desde chiquitín era muy inquieto. Era entre los cinco hermanos (Antonio es el mayor) el más soñador. Comencé a bailar con mi abuela. Yo soy artista un poco por las mujeres de mi casa, en la época del franquismo y la represión. Mi padre me decía: “¿y por qué no haces otra cosa que no sea el baile, que pareces chica?”. Pero a mí se me iban los pies bailando. No tuve que pensarlo. Siempre me ha gustado investigar mucho en el arte. Como centro tengo a la danza, pero como brazos, todo. Y todo lo llevo para ser mejor bailarín”, confiesa este hombre, de 50 años, nacido en Sevilla, que ha recorrido el mundo con su danza.