Cuando está computado el 78,86% de las actas, Rafael Correa gana las elecciones a la Presidencia de la República con el 51,93% de los votos, en primera vuelta.  De mantenerse esta tendencia, la misma confirmaría  el liderazgo político nacional del actual presidente de la República. Pero no parece ocurrir lo mismo con Alianza PAIS.

En la Costa, Alianza PAIS pierde en ciudades muy importantes políticamente, como Guayaquil, Portoviejo, Manta, Machala, Babahoyo y Esmeraldas. Pierde las alcaldías en todas las capitales de provincia de la Costa, a pesar de que el Presidente gana las elecciones ampliamente en esas ciudades y provincias. Hasta el momento de escribir este artículo, Alianza PAIS tiene aseguradas 6 prefecturas y 9 alcaldías en 23 provincias. La conclusión que se puede extraer es que el liderazgo nacional de Rafael Correa es mucho más importante que los liderazgos locales de Alianza PAIS.

Esta diferencia entre el liderazgo nacional y los movimientos y liderazgos locales y regionales puede ser una de las claves para leer los resultados electorales. Los mejores ejemplos al respecto son los movimientos liderados por Lucio Gutiérrez y Jaime Nebot.

Los resultados electorales revelan la hegemonía política de Sociedad Patriótica en todo el Oriente y un notable crecimiento en la Sierra central. Habrá que hacer un análisis detenido de los resultados obtenidos por Sociedad Patriótica en todo el país, pero es claro que al menos uno de los elementos que puede explicarlos  es el vínculo de este partido con los pueblos indígenas y con sectores populares empobrecidos de ciudades rurales. El discurso de Sociedad Patriótica siempre tuvo un componente étnico fuerte articulado a demandas de estratos pobres de ciudades rurales.

Los conflictos del Gobierno con los indígenas han girado en torno al control de territorios, ecosistemas y proyectos de desarrollo local. Esto obedece al hecho de que el movimiento indígena se formó y creció sobre todo en torno al control de municipios, prefecturas y territorios, donde las demandas étnicas y  ambientalistas están ligadas a demandas políticas por el control de gobiernos locales y proyectos estatales. El movimiento indígena defiende para sí estos espacios de poder.

Es muy claro que, en el caso de Guayaquil, los resultados electorales han dependido muy fuertemente de las posiciones tomadas por Alianza PAIS alrededor del tema de la autonomía. Como señalamos en un artículo anterior, el autonomismo organiza todo su discurso político oponiendo a Guayaquil como un todo al Estado central. La demanda de autonomía no forma parte del discurso de Alianza PAIS en Guayaquil, con lo cual se desconoce el hecho de que la identidad de la ciudad está íntimamente ligada a esa demanda. Entonces, también en este caso, otro movimiento político local –Madera de Guerrero– resiste la recentralización del Estado. A partir de la tesis autonomista, la derecha guayaquileña obtiene un amplio triunfo en Guayaquil y consigue fortalecerse nuevamente colocando asambleístas nacionales y provinciales.

Madera de Guerrero y Sociedad Patriótica  se proyectan a lo nacional desde lo local y lo regional. En estos dos casos, es claro que la fuerza reside en los liderazgos locales y regionales y en su proyección nacional. Sociedad Patriótica parece crecer articulando un trabajo político interregional que, en cada provincia de la Amazonía y de la Sierra central, debe apoyarse en liderazgos locales.  Para usar un símil, se trata de un politeísmo político, que se apuntala en la riqueza de diversidad y la diferencia. En el otro extremo tenemos un solo dios verdadero.