Sancho no es la contrafigura del Quijote, sino su complemento. Es un arquetipo de los simples que suelen seguir a los iluminados, que les prometen paraísos. Quijote actúa con Panza como muchos demagogos actúan con los pueblos, abusando de la pobreza y de la desesperanza.
El Quijote desprecia el dinero porque era muy caballeresco el hacerlo.
Cervantes no le alaba ese desprendimiento, que en algunos casos es franco abuso: “¿Qué caballero andante pagó pecho, alcabala, chapín de reina, moneda forera, portazgo, ni barca?”. Panza hambriento y Quijano loco son asaltantes que más de una vez desvalijan a sus víctimas. Además, el narrador deja ver en varios pasajes que lo que afirma Quijote ni siquiera es un honesto delirio, sino mentiras mondas y lirondas.
Pero el rasgo más chocante de la personalidad patológica del Quijote es su propensión a hacer el bien por la fuerza, a punta de lanza. No es el Caballero de la Triste Figura un loco inofensivo, sino furioso que ataca sin provocación. El narrador habla de “el menguado humor de don Quijote”, que lo lleva a desbaratar espada en mano hasta el tenderete de un pobre titiritero y a otros desafueros violentos, en los que mata ovejas o descalabra la humanidad de los desgraciados a los que toma por enemigos.
Se ha querido presentar al Quijote como un solitario que va por el mundo ayudando a sus semejantes a lanzazo limpio. Pero no es desprendido o altruista finalmente, porque piensa que cuando tenga la oportunidad adecuada será, nada menos que, emperador, como llegaron a serlo, según dice, algunos caballeros andantes.
Se ha hablado, en tono de alabanza, claro está, del quijotismo de Ernesto Che Guevara. Y en esto he de dar toda la razón a los panegiristas del “guerrillero heroico”. Es, en efecto, el comunista argentino un perfecto quijote suelto en las selvas de Cuba o en los Andes bolivianos, dispuesto a hacer el bien metralla en mano. Resuelto a quitarles a viva fuerza los bienes a los ricos para dárselos a los pobres. Y a los que mucho se resisten a su visión se los manda al paredón, porque la gran diferencia entre Quijano y Guevara es la confesa vocación homicida de este, por lo demás todos los calificativos del Quijote le calzan como la boina. La aventura en Bolivia del Che es una de las quijotadas más radicales que se hayan acometido en la historia. Fue una batalla contra molinos de viento, en la que este quijote vestido de verde oliva terminó bastante más maltrecho que su predecesor.