Una tarea que alcanza valiosos resultados es la que en guía literaria realiza Ermel Aguirre González.

Sin desvíos ni pérdida de esfuerzo, une un conjunto de relatos que van directos al centro de interés del alumno.
Fácil en el lenguaje que, sin embargo, aporta términos que enriquecerán al lector. Y hasta incluye el suspenso que, por difícil, es poco manejado por los nuevos escritores.

El fin es dar a los colegiales motivos para desentrañar cuentos y enfrentarse a realidades ecuatorianas. Además: saborear los méritos de entender el arte y captar los rostros vitales que traduce el relato.

Cada narrativa se completa con las páginas que desde el título del cuento estimularán al nuevo lector, para un mejor y más amplio saber. Queda desterrado el excesivo frío intelectual que mata la curiosidad adolescente.

De esta manera, un conjunto de ocho cuentos ecuatorianos se convierte en el cicerone de quienes quieran avanzar en la grata aventura de leer. Si no hay veracidad en el juego literario, la decepción es inmediata. La sospecha se impone.
Por lo tanto, alejan estos peligros los argumentos realistas de la verdad ecuatoriana.

Es el arte de desentrañar mensajes culturales, lo que debe acercarse al educador nacional. Y en un medio asediado por textos extranjeros, lo único que salvará al tema nacional es un conjunto de labor didáctica que estructura el sector de Clásico de Estudio con el título: Con la llama encendida.
Desde la emigración y la política oscura, parten sus verdades.

Paralelo circula el complemento de Conmemoraciones y Acontecimientos.

El alcance es mundial. El predominio, ecuatoriano.
Ciudades que nacen, valores humanos de la patria desde sus primeras culturas. Defensa del Ecuador como evocación cívica y proyección ecológica, determina que hasta el deporte y los hitos folclóricos, estén agrupados en 307 páginas que el más reacio a la lectura acogerá curioso.

Acierto es que las técnicas para el análisis literario se promuevan en seminarios como el que comenzará, luego de pocos días, en la Casa de la Cultura con convocatoria de la Dirección Educativa y Dinamed. Si un trébol es el símbolo editorial de esta reforma, la acogida que da la Casa de la Cultura a la proyección didáctica, equivale a un entendimiento que ya mejora entre entidades educativas, libros, educadores y editores nacionales.

El fin es aprovechar las más avanzadas técnicas de trabajo didáctico en proyección a las generaciones exigentes de acción y pensamiento. Esta juventud corresponde a un siglo acelerado e irresistible por las novedades que ofrecen otros campos del convivir, casi desconcertante y contradictorio.