El escritor y periodista español Manuel Vicent considera que en nuestro tiempo “el periodismo es el auténtico motor de la literatura”, algo que comenzó a mediados del siglo pasado y que continuará en el futuro.

“Así como una pintura religiosa empieza a ser arte cuando la emoción religiosa se convierte en emoción estética, cuando el periodismo de altura deja de ser actualidad y pierde la carga de la verdad, pasa a ser imaginación y se convierte en literatura”, declaró Vicent en una entrevista.

El escritor, nacido en 1936, visita México estos días para participar en una Semana de Autor dedicada a él y organizada por el Centro Cultural de España. 

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El autor de Balada de Caín y Son de mar, entre otras novelas, y también de incontables crónicas y columnas periodísticas, aspira a que sus trabajos en prensa, escritos como testimonio de la verdad, perduren con el tiempo.

“Un gran reportaje sobre una guerra o una tragedia, mientras es actualidad, es periodismo; pero si está bien escrito, en cuanto la actualidad pasa, eso queda como literatura, porque la literatura como arte es desrealizar la realidad. El arte consiste en no tener ya utilidad”, indicó.

Vicent entiende que el ideal kantiano de buscar un fin sin finalidad, de escribir para hoy sin pretender que la labor perdure, puede convertir a un artesano de las letras en artista.

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También cree que los periódicos siguen siendo espacios de creación donde, aparte de la pretendida verdad, hay artículos que son auténticamente literarios y que dulcifican nuestra experiencia diaria y alimentan la fantasía.

“Hoy, un relato en un periódico leído en un autobús, en el metro, en los váteres públicos, en los ascensores, en medio del tráfico, inmiscuido en los deseos y los sueños de cada persona, se emulsiona con la vida diaria, es un fermento de imaginación en el caos: esa es la función del periodismo literario”, añade el escritor.

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El novelista defiende la vigencia de la escritura como una necesidad del hombre, que vierte en ella pasiones, sueños y aspiraciones.  “La novela –asegura– seguirá porque la necesidad que tiene el ser humano de que le cuenten historias es irrefrenable. De hecho, desde que el hombre tiene conciencia, no ha hecho más que buscar métodos de salir de sí mismo”.

Para Vicent, esos subterfugios son “raíces, licores, semillas, y –lo más importante– la imaginación, la fábula y los cuentos”.  Asimismo, subrayó que el mundo de las tecnologías ha revolucionado algunos ámbitos de creación y comunicación y que él usa internet, pero no compulsivamente.

“Yo navego hasta el tercer árbol del bosque y vuelvo para atrás, echando miguitas, porque si no, no sé volver”, explicó. Vicent admite que siente más miedo ante la página en blanco de un artículo periodístico que cuando escribe una novela.