Un lector de esta columna me ha llamado por teléfono y remitido luego un folleto del Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep). Su título es Cómo ayudar a una persona que consume drogas. La petición es que comente y difunda el mensaje y los conceptos del folleto, habida cuenta del crecimiento y las graves proyecciones del problema. Lo hago con sumo agrado y con el deseo de que sea de utilidad.

Cómo saber si una persona consume drogas, dice la publicación en el inicio. Y ofrece una serie de señales que, sumadas, configuran la posibilidad de que la persona esté atravesando problemas con las drogas. Las señales son, en síntesis, las que detallo a continuación.

Cambios bruscos del carácter, el ánimo y la actitud:

1. Prolongadas ausencias y bajo rendimiento en los estudios o el trabajo.

2. Cambios en los pasatiempos y diversiones.

3. Resistencia a las normas y disciplina de la casa, el colegio o el centro de trabajo.

4. Rechazo y descuido de sus responsabilidades.

5. Temperamento explosivo.

6. Desaparición de dinero u objetos de valor en la casa o el colegio.

7. Secretismo en la conducta.

8. Cambio de amigos. Abandono de los antiguos y formación de nuevos.

9. Presencia de drogas.

El folleto ofrece orientación para ayudar a las personas que consumen drogas. La primera es no dejarse llevar por el pánico, y en vez de buscar apoyo en cualquier centro, solicitar en el Consep orientación sobre las instituciones que pueden ayudarlo eficazmente.

En vez de considerar el consumo de drogas como un asunto individual, debe aceptárselo como un problema de todos y no buscarse culpables. “Comprométase a que el tratamiento del caso lo involucre a usted, la familia, el colegio, las amistades o los compañeros de trabajo”. Tenga la certidumbre de que en su vecindario existen otros consumidores de drogas y otros parientes interesados en intercambiar ayudas, experiencias y apoyo. Usted no está solo. Nada se obtiene con ocultar este tipo de problemas. Solicite ayuda especializada cuando la requiera.

Usted o cualquier persona cercana al consumidor debe hacerle saber que él es capaz de superar con su propio esfuerzo el problema que enfrenta. Que si mantiene una buena dosis de renunciamiento a la droga, él aprenderá a gobernar su conducta.

No lo deje solo ni le entregue dinero.

Evite que beba alcohol y aléjelo de todas las amistades negativas.

Otórguele amor y comprensión.

Si inscribe al consumidor en un plan terapéutico, debe vigilar el estricto cumplimiento de las normas fijadas.

No espere cambios inmediatos ni se desanime por las recaídas.

Cuando haya superado la etapa de abstinencia, ayúdele a organizar y planificar su existencia. Involúcrelo en actividades positivas de trabajo o estudio.

Mas, cortamos aquí, porque se terminó el espacio. En todo caso, volveremos al tema en otra botella.