Los bosques de bambú ocupan 600.026 hectáreas, un 2% del territorio nacional, según el estudio “Estrategia Nacional del Bambú 2018-2022”, elaborado por la Red Internacional del Bambú y el Ratán (Insbar, por siglas en inglés) –organismo intergubernamental conformado por 44 países– y el Ministerio de Agricultura y Ganadería.

Un 95% del área corresponde a formaciones naturales y el resto a las plantaciones que contienen variedades introducidas de los países asiáticos, según Pablo Jácome, coordinador regional para América Latina y el Caribe del Insbar. Él asegura que en Ecuador solo se aprovecha el 2,5% de las 44 especies nativas del país.

Jácome destaca la capacidad de este tipo de flora para capturar el carbono, frenar la erosión y recuperar las cuencas hidrográficas y las tierras sobreexplotadas.

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Uno de los objetivos de la estrategia por publicarse en los próximos meses es aprovechar este recurso como un medio que ayude a la conservación de la biodiversidad y la mitigación de los efectos del calentamiento global que produce el cambio climático.

El documento indica, como una de las metas, que con el uso de estas gramíneas se puede reducir un 10% la deforestación al bajar la presión sobre los bosques naturales. Un estudio del 2015 señala que “una hectárea de bambú (Guadua angustifolia) puede almacenar hasta 30.000 litros de agua; es decir, líquido para abastecer hasta 150 personas por día. (I)