Existen opiniones ciudadanas de que no se siente en carne propia seguridad, en ningún lugar a lo largo y ancho del Ecuador. Se pide reformar las leyes, cadena perpetua, justicia honesta... (O)
Publicidad
Álex Xavier León Ramírez
Lamentablemente el poder sancionador sobre quienes lo transgreden no ha dado los resultados esperados. Los medios de comunicación informan a diario que nuestra colectividad ha procedido al linchamiento de delincuentes por defensa propia o por una justicia no alcanzada de las autoridades, o porque está defraudada y esa es la reacción social; sea por la condición de la víctima, sea por la saña empleada. Ambos hechos, delito y ‘sanción’, son reprochables.
Publicidad
Nadie nos garantiza que los imputados al obtener su libertad no dificulten o hagan imposible la investigación borrando o desfigurando datos importantes del delito, ocultando cosas o efectos materiales, poniéndose de acuerdo con sus cómplices, sobornando o intimidando a los testigos o a los operadores de la justicia.
Cada día hay más chicos que deciden pertenecer a una de estas organizaciones criminales; a través de internet obtienen información de cómo conseguir armamento para delinquir en las zonas de su influencia. Deben ser castigados tanto los autores principales como sus cómplices. La delincuencia en el Ecuador adquiere un matiz especial por los actos vandálicos que denotan la triste imagen de la inseguridad. (O)
Publicidad
Francisco Lema
Desde Quito, percibo una baja en el ataque delincuencial a la comunidad, gracias a que ya se realiza el uso progresivo de la fuerza por parte de policías y militares. (O)
Publicidad
Ángel Campoverde
Considero urgente y necesario que actualicen las leyes que tiene el Ecuador para castigar a los liderzuelos cabecillas de bandas criminales y terroristas, que causan daño a la gente inocente.
Esa actualización de las leyes debe considerar penas carcelarias mínimas de 20 años y en función de la gravedad causada, si hay víctimas mortales, imponer penas de por lo menos 50 años de cárcel; también la indemnización al Estado por todos los gastos que incurriere como de investigaciones, número de policías y militares que se utilicen para el combate a la delincuencia organizada; indemnizaciones a los familiares de las víctimas muertas; todos los recursos económicos que se incauten a narcocriminales, se usen para adquirir tecnología para la inteligencia policial y militar. (O)
José E. Ortoneda Sánchez
Honestamente el combate a la delincuencia no está dando resultados positivos para la seguridad nacional, porque los informes que se hacen conocer a la ciudadanía son solo unos pocos, lamentablemente la realidad es otra muy diferente.
Se da a conocer que las cárceles son revisadas exhaustivamente, mas se cometen revueltas, crímenes, etc.; esto quiere decir que no existen controles o son deficientes. Se habla que la educación es primordial para que la gente se dedique a estudiar, trabajar y no robar por necesidad, matar porque no hay trabajo, etc.; pero hay que mendigar un cupo en el colegio, universidad, para poder estudiar. Los salarios son bajos, no hay trabajo para subsistir. La Policía y las Fuerzas Armadas hacen su trabajo y jueces deshonestos liberan inmediatamente a los delincuentes. Basta con recordar el caso de políticos, exasambleístas, que comercializaron cargos para amigos, abusando de sus influencias y aún siguen cobrando ‘vacunas’ por los cargos repartidos en instituciones públicas y privadas ‘gracias’ al poder que han ostentado. Se pide ayuda internacional para combatir la corrupción, el narcotráfico, el secuestro, el sicariato, etc.; esta ayuda la distribuyen en cualquier otra acción burocrática, no en lo que realmente se necesita imperiosamente en el combate a la delincuencia organizada. Recién se acuerdan que un policía necesita de armas para poner orden, de un carro para trasladarse, etc.
Cuando una persona no tiene nada que temer, enfrenta a sus detractores y demuestra que es inocente de lo que la acusan, sea presidente o cualquier otra autoridad. No podemos elegir a mandatarios que ofrecen el oro y el moro, y cuando están en el cargo no cumplen con su palabra. El pueblo no es burla de nadie, deben respetarlo, no explotarlo ni engañarlo. Lo único que se ve es que el país está más endeudado que antes, con serios problemas que deberá enfrentar: los desastres naturales, la incapacidad y la ambición de sus gobernantes, las necesidades para poder subsistir; solo nos queda la esperanza de que Dios se compadezca de nuestro querido Ecuador. (O)
Artemio Rojas
¿Si creo que el combate a la delincuencia está o no está dando resultados positivos para la seguridad nacional?, no, no creo, porque los delincuentes asesinos asaltan, hieren, matan a diario en el colectivo, cuando las personas andan en vehículo propio; en la calle, en lugares públicos y privados, en las clínicas y hospitales, en los centros de estudios, en el comercio, en las casas, en fiestas y funerales, etc. No se siente en carne propia la seguridad en ningún lugar a lo largo y ancho del Ecuador.
Ha de ser que atrapan a unos ayudantes de los cabecillas criminales, a ciertos políticos y funcionarios corruptos, a un tipo culpable de femicidio, a un violador, etc.; sin embargo pagan mucho dinero tienen influencias, una “justicia” (entre comillas), politizada, corrupta, les da habeas corpus, los declara inocentes, o simplemente de entrada dice que no hay pruebas y los deja en libertad. Debería haber cadena perpetua. La justicia debe estar en manos solo de personas profesionales con honestidad comprobada. (O)