Costa, Sierra, Amazonía y Galápagos. Playas, montaña, volcanes, selva, ciudades que conservan su arquitectura colonial y las que incorporan modernidad. De los paisajes variados que son atractivos turísticos del país se viene hablando infinitamente y dentro de la marca Ecuador, hace décadas, se incluye al segmento como potencial en la economía, pero el crecimiento ha sido tímido y la pandemia del COVID-19 causó un retroceso. Pero es esperanzador leer que el ministro del ramo, Neils Olsen, afirme que la recuperación local es acelerada frente a la proyección que se planteó la Organización Mundial de Turismo.

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El sector generó 629.000 empleos en abril pasado, 30.000 más que en 2019. Los empresarios, no obstante, recalcan que en visitas no se llega al nivel de ese año.

Tras las cifras y análisis del ministro y de dirigentes turísticos hay asignaturas pendientes. Brechas que se deben ir cerrando y que tienen un bloqueo en la economía, la educación y hasta en los hábitos.

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El secretario de Estado anuncia créditos de hasta $ 20.000 para seguir reactivando el sector. El Gobierno, por ahora, ofrece líneas de hasta $ 5.000 y otras opciones.

A esto deben acompañarlo otras políticas. ¿Qué pasa con turistas extranjeros que no hablan español? Están obligados a tomar tours que les ofrezcan traducción. En los países que se apuesta al turismo y los que ya lo tienen como uno de sus principales fuentes de ingresos se generaron planes de idiomas y al menos en lo básico personal de transporte público, mercados, ventas pueden dar servicio sin mayor complicación. Esto difícilmente se observa, al menos, en el sector rural de Ecuador. Un canal para cambiarlo podría ser aprovechar programas de idiomas que ofrecen delegaciones diplomáticas. Se debe seguir trabajando en atención al público, más de allá de que el carisma de la mayoría de nuestra gente no esté en discusión; en infraestructura, vialidad... La promoción del país es evidente, pero lo que se vea internamente será la mejor propaganda y la multiplicarán los visitantes. (O)