Cuando la convulsión política y la fragmentación social amenazan la institucionalidad, y la estabilidad, los líderes están obligados a detenerse a pensar incluso en el peso de las palabras. Los términos pueden sumar o dividir. Este sábado se cumplen 20 días de un paro que deja pérdidas y daños.

El odio en redes sociales y los discursos encendidos alejan las soluciones y proporcionan poco espacio a la posibilidad de diálogo.

Daños al sector público y privado, pérdidas económicas, un manifestante muerto y la caravana presidencial agredida esta semana son hechos dolorosos que no pueden reincidir.

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Desde lo verbal se debe empezar utilizando palabras que abren caminos, que convocan, que no son virales en redes sociales pero que deben marcar tendencia real de accionar por la paz, por la hermandad de los ecuatorianos. Los ciudadanos, los afectos a la virtualidad, tienen el poder de iniciarlo en sus posteos, con la aspiración de que sectores en conflicto –otra palabra que divide– empiecen a ceder posiciones, propongan y dialoguen.

Escuchar, acuerdo, corresponsabilidad, paz, reconstrucción, esperanza. Son algunos de los términos que planteamos rescatar para enfrentar la complejidad de una crisis que no se resolverá desde la imposición ni desde el insulto, sino desde la voluntad colectiva, el respeto de los derechos y la libertad que tanto han mencionado los líderes políticos esta semana, durante actos por los 205 años de independencia de Guayaquil.

Las palabras no resuelven por sí solas los problemas, pero sí pueden ser el primer paso. Cambiar el tono, bajar las armas del lenguaje, construir espacios de conversación real y reconocer que nadie tiene el monopolio de la verdad puede abrir caminos donde hoy solo se ven muros.

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Ecuador es uno solo, y el Gobierno, oposición, líderes sociales, organizaciones ciudadanas, academia, todos podemos aportar para empezar a superar la crisis. Con certeza, la mayoría apuesta por recuperar la paz y generar producción. (O)