Un ataque con químicos a una escuela parecería impensable en Ecuador, pero el pasado 17 de julio se registró en un plantel de Balzar, en la provincia del Guayas, donde más de 30 estudiantes debieron ser trasladados a casas de salud y por fortuna permanecen estables.

La ministra de Educación, Alegría Crespo, aseguró en la red social X que no se trató de un accidente, sino de un hecho premeditado con el objetivo de sembrar temor. Es inadmisible que se continúe atentando contra los más vulnerables. Alrededor de escuelas y colegios ya se han presentado extorsiones, sicariatos, amenazas y ahora este ataque del que ningún grupo de delincuencia organizada se ha hecho cargo, pero ya es investigado por la Fiscalía del Estado.

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Motivos de alarma sobran, más allá de que, tras reuniones con el alcalde de Balzar, Galo Meza, representantes de las carteras de Educación, Salud y otras autoridades, la gobernadora de Guayas, Zaida Rovira, haya llamado a la calma.

La representante del Gobierno anunció el fortalecimiento de la seguridad con rondas policiales y mayor presencia de agentes de tránsito y servidores municipales en la localidad. El Ministerio de Educación presentará una denuncia formal.

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La asambleísta Ana María Raffo anunció, también en la red social X, que ha requerido la comparecencia de la ministra Crespo para que explique la situación y las medidas que se han tomado.

Una afectación con químicos en una escuela debe movilizar a toda la sociedad. Si una autoridad como la ministra de Educación confirma que hubo intencionalidad, cabe que los funcionarios públicos no solo se reúnan y den directrices, sino que trabajen sin descanso hasta dar con los responsables y paralelamente haya labores de prevención para evitar un escenario similar o peor en el futuro.

Las redes sociales son una herramienta para comunicar, pero las circunstancias del país solo cambiarán con trabajo real, cercano y que garantice a nuestros niños su derecho de vivir y educarse en paz. (O)