Disparan contra viviendas, amenazan, extorsionan dando cuentas bancarias para que las víctimas depositen valores que deben pedir prestado en el afán de cuidar su vida; matan o ponen bombas si no se accede. Algunas casas y fincas han quedado abandonadas y han sido ocupadas por delincuentes que están ganando la batalla. El dolor silencioso de familias que no denuncian por temor, porque no confían en la justicia, porque sienten que hay impunidad es la cruel realidad de Esmeraldas, Guayas, Los Ríos y otras provincias del Ecuador.
No es percepción, no es una sensación de inseguridad, es temor y al mismo tiempo impotencia de saber a los tuyos amenazados. Los gritos de angustia se ahogan en la garganta. Los ecuatorianos huyen de lo que tanto trabajo les costó construir. Hay migración interna y externa también por la inseguridad.
Este 26 de septiembre se presentó en Quito la Iniciativa global contra el crimen organizado transnacional (Gitoc), en el que Ecuador consta en el top 10 de los países con mayor criminalidad en el mundo. Ahí aparece en cifras lo que en la vida de los ciudadanos es angustia. Nada para hacer sentir orgulloso a un gobierno que falla cada vez que hay un nuevo asesinato, cada vez que una persona es secuestrada o es extorsionada.
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El costo que está pagando la sociedad ecuatoriana es alto y seguirá creciendo si no hay sensibilidad en sus gobiernos, en su fuerza pública.
Los rostros del crimen internacional en Ecuador
En el informe publicado en 2022 Ecuador figuraba en el puesto 37 entre los 193 países miembros de la Organización de las Naciones Unidas.
“Un país altamente resiliente cuenta con mecanismos efectivos para prevenir y responder a las acciones del crimen organizado”, rezaba el informe de 2021. Urge esa alta resiliencia en Ecuador y que llegue ayuda internacional. Los organismos internacionales no pueden mirar a otro lado y el régimen ecuatoriano debe lanzar un SOS. Lo que viven los ecuatorianos no es percepción, es inseguridad. (O)