Es evidente el aporte de universidades y centros educativos superiores en la formación de profesionales de valía y en la realización de trabajos científicos para resolver problemas del convivir agrario, por eso hemos resaltado la presencia de la Universidad Agraria del Ecuador que registra más de 20.000 graduados en diversas disciplinas del campo, dejando un número similar de soluciones para el sector, que se suma a lo realizado por la Escuela Superior Politécnica del Litoral, la propia Universidad de Guayaquil y otros núcleos del entorno educacional. Sin embargo, son pocos los que hacen conocer al gran público los hallazgos importantes que en ellos se generan, hace falta la trasmisión libre de conocimientos a través de publicaciones resumidas y sencillas como franca devolución de los esfuerzos económicos que el pueblo efectúa para su funcionamiento.

Hoy hemos querido relievar lo que realiza la Facultad de Ingeniería Industrial de la Universidad de Guayaquil, que luego de haber organizado con trascendental éxito el Primer Congreso Internacional de Ingeniería Industrial Aplicada, en los días 23, 24 y 25 de mayo de este año, ha dejado para difusión general un práctico texto que contiene resúmenes de estudios sobre economía circular e industria 4.0, que tiene contribuciones de fácil lectura con temas que siendo técnicos resultan plenamente comprensibles para la mayoría poblacional. Uno de ellos, de enorme contenido práctico, explica con sencillez y claridad, sin perder el rigor científico que demanda, es el realizado por los hermanos Carlos y Ángel García Gutiérrez, relacionado con la producción de pitahaya, producto estrella que ya se destaca en las cifras de exportación. Es una especie de cactus de gran aceptación en el mercado local e internacional, pero que exige para su sostenimiento un prolijo cuidado en diferentes tareas, en especial en el control no convencional de un insecto dañino, la mosca, que desmejora la presentación de la suculenta fruta llamada bocado del “dragón”, motivo central de la contribución que comentamos.

Su apasionante lectura nos traslada a las fértiles campiñas manabitas, en el cantón Rocafuerte, que ahora no solo exhibirá sus famosos y embelesadores dulces, sino que se ha transformado en un pintoresco sector de sembríos de pitahaya con descollante luz artificial nocturna, donde se ha montado un programa de control del indeseable díptero, impulsado por Agrocalidad del Ministerio de Agricultura, y que concluye con la apoteósica certificación de zona libre de la presencia de ese mal, requisito indispensable para la venta a los actuales exigentes mercados del mundo y de los que se van incorporando como consecuencia de los convenios de libre comercio con la República Popular China y Corea del Sur.

Es en ese ámbito de verdes valles y coloridas flores donde se efectuó el estudio de los hermanos García Gutiérrez, de alta connotación social, técnica y económica, que por sus acertadas recomendaciones es de obligada lectura para quienes deseen adentrarse en el enigmático mundo de esa fruta de grandes virtualidades y degustación aconsejada para la corrección de desórdenes digestivos. (O)