Hay mucho por hacer en Guayaquil. Las fiestas julianas reavivan el entusiasmo y la búsqueda de sentido que esta fecha emblemática tiene para quienes habitamos la ciudad. Vale reconocer la labor de los medios de comunicación locales con la cobertura que brindan durante estas festividades; aunque a veces la oferta se torna repetitiva. Urge revivir el espíritu comunitario de la urbe, revisar su historia y fortalecer la vida porteña que se niega a desaparecer.
Se perciben esfuerzos desde los gobiernos locales: abundan actividades gratuitas que abarcan distintos intereses y edades. Buena parte de la promoción de estos eventos se acompaña del término “seguridad”, casi como sello obligado para brindarnos algo de sosiego. Es valioso que se invierta en propuestas culturales accesibles, sin perder de vista lo esencial: asegurar condiciones reales de bienestar.
Las universidades desempeñan un papel crucial al ofrecer espacios de encuentro y diálogo. Hace poco asistí a la charla “Lengua suelta: mujeres en escena”, organizada por la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil y como parte de la asignatura Lenguaje y Pensamiento. La sesión, conducida por Doris Alcívar, abordó la importancia del lenguaje en la construcción de una rutina de stand up comedy. Alcívar compartió reflexiones sobre el lugar que ocupan las mujeres en un mundo que aún celebra a un hombre vestido de mujer solo para provocar risas, además invitó al público a crear chistes desde su propia experiencia.
Impulsada por este primer acercamiento, acudí también al recientemente inaugurado bar La Cueva, ubicado en el barrio Las Peñas, para disfrutar del show No somos esas manes, que contó con la participación de Daniela Anchundia, Candy Lopatinsky, Anilú y nuevamente Doris Alcívar. Cada una de las artistas mostró versatilidad, agudeza, distintas miradas sobre temas relacionados con ser mujer, la etiqueta señora, la maternidad y la vida afectiva. Anchundia nos dejó un inigualable “Today for me, tomorrow for you” y Alcívar nos sorprendió con sus “principios” para no abrirse una cuenta en Only Fans.
En la sesión, que duró un poco más de una hora, el público reía a más no poder mientras comprobamos cómo reírnos de nosotros mismos constituye parte de la vida misma. En el escenario pudimos apreciar la destreza escénica de las artistas, pero sobre todo, observar cómo la oralidad –tan ancestral y siempre legendaria– sigue siendo un vehículo para cautivar. Hay algo profundamente humano en el acto de escuchar historias y anécdotas. En este caso, una rutina de chistes nos mantiene atentos y expectantes. La mirada personal y directa sobre temas que afectan a las mujeres invita a vivir la comedia desde otro punto de vista. La próxima presentación será el 25 de julio en La Cueva.
Celebremos a Guayaquil con más propuestas culturales y espacios que nos reconecten con nuestra ciudad. Propuestas que remuevan la conciencia colectiva y crítica para no dejarnos arrebatar la vida pública que alguna vez tuvimos. Recuperar las luces y dejar de lado las sombras que apagan nuestras ilusiones. (O)