En el año 2022, Keefer y Scartascini se preguntaron ¿por qué América Latina no crece económicamente? Y la respuesta fue la falta de confianza. De hecho, su estudio muestra cómo desde la década de los 80 el índice de confianza –en los gobiernos latinoamericanos– continúa bajando.
Y la confianza es esencial porque consolida todo tipo de transacciones, permite el surgimiento de negocios y abona en la generación de ideas. Pero, ¿qué es la confianza? Keefer y Scartascini la definieron como “la creencia de que otros no actuarán de manera oportunista. No harán promesas que no pueden cumplir”.
Como se sabe el escandaloso comportamiento de un egresado ecuatoriano de medicina, generó que Argentina determine que solo reconocerá títulos médicos de las universidades que están acreditadas por la Federación Mundial de Educación Médica (WFME). Y para sorpresa, resulta que solo una universidad ecuatoriana tiene esa certificación otorgada directamente por la WFME. Y otras dos privadas poseen una certificación internacional del Consejo Mexicano para la Acreditación de la Educación Médica (Comaem).
Aquello deja angustia en las familias que confiaban en que todas las facultades de medicina del Ecuador forman a sus estudiantes de igual manera. Lo más triste es que ninguna universidad pública tiene la certificación de la WFME.
De tal manera que eso trae la desconfianza de las universidades públicas.
Así el comportamiento deshonesto de un médico formado en una universidad ecuatoriana trae consecuencia la duda en las capacidades de todos y se descubre que no todas las universidades son iguales.
De tanto en tanto, las universidades son auditadas y se les otorga acreditaciones y en el pasado esos procesos terminaron en el cierre de varias universidades acusándolas de baja calidad. No obstante, casi nadie apoyó la revisión de calidad, porque en el país hay una doble moral, que puede resumirse en que todos quieren un título universitario con menor esfuerzo, costo y de la manera más rápida.
Pero tras los últimos acontecimientos, es hora de que la sociedad respalde la evaluación a sus universidades para que esas garanticen condiciones básicas de formación y arrojen resultados que satisfaga a sus egresados.
Sin embargo, parece que los sistemas de acreditación ecuatorianos no tienen el mismo peso de credibilidad que los internacionales. Por eso en diversos países para contratar a alguien se preguntan ¿en qué universidad se graduó? Y lastimosamente tienen mayores oportunidades quienes provienen de universidades mejor calificadas en los rankings internacionales.
Pero, que una universidad sea internacional tampoco garantiza nada. Porque hoy existen opciones educativas online que ofrecen títulos, especialmente de posgrado, en corto tiempo y con facilidades inusuales. Debido a lo complejo del panorama, las familias debemos revisar si los programas de grado y posgrado que ofertan universidades tienen acreditación real, nacional o internacional y optar por la de mayor calidad. Así como obligar al Estado a que mejore la calidad de sus universidades. (O)











