Lo he dicho: me extraña y molesta profundamente que la Conaie sea nuestro representante para negociar con el Gobierno, igual me molestaría que cualquier otra agrupación se hubiera adueñado de esa facultad, y peor, lográndolo a través de la violencia.

Detrás de eso está la duda ¿cómo se negocia en sociedad para caminar en cierta dirección? En espacios pequeños, la mecánica (participación) se sustenta en acuerdos entre todos, siempre guiados por algunos líderes, porque como todos sabemos en la vida diaria acuerdos espontáneos y unánimes son muy difíciles. Al ampliarse el espectro, la democracia propone un sistema donde elegimos (representación) a algunos para que tomen decisiones a nombre de todos, pero en algunos países quedan abiertos mecanismos para que en temas muy específicos se consulte directamente a la población (sistema suizo de consultas populares), o en otros, se mantiene un esquema descentralizado donde parte de las decisiones siguen siendo en ámbitos locales. Pero en todos los sistemas (sobre todo en democracia), conocedores de la tentación humana al autoritarismo y abusos, y también el facilismo de los ciudadanos de dejar que nos gobiernen cediendo gravemente nuestras libertades, hay tres elementos muy importantes. Uno, la reflexión sobre cómo se elige a representantes con la capacidad de situarse por encima de sus pequeños intereses. Dos, los checks and balances (controles cruzados) como entre Ejecutivo, Parlamento y Justicia. Tres, el complicado criterio de que nuestros representantes deben a la vez canalizar las visiones del conjunto de ciudadanos, pero tener la capacidad de mirar más allá de esas visiones. Y cuando estos mecanismos fallan caemos fácilmente en el autoritarismo disfrazado de democrático (dictador benévolo), que es tan grave porque compra nuestras libertades y derechos con ciertas prebendas “atractivas”. Bueno, hace ya mucho tiempo se planteó el llamado Teorema de Imposibilidad de Arrow: si no hay unanimidad y bajo ciertas hipótesis razonables, el ‘interés colectivo’ no existe y no puede ser satisfecho.

... ciertos grupos, y el poder de las calles y las redes sociales imponen su visión a los demás.

¿Dónde estamos en Ecuador? Pues muy penosamente, uno, en un sistema donde elegimos muy mal a nuestros representantes; dos, representantes cuyo único interés es, habiendo recibido la delegación de algunos de nuestros derechos en las urnas, ampliarlos para potenciar sus pequeños intereses (corrupción, más poder, manejo de la justicia y menos controles, etc.). Es lo que hoy vemos en la Asamblea Nacional. Y cuando los políticos no cumplen su rol de representación responsable, otros llenan ese vacío con discursos populistas facilistas y engañosos, o con la toma de las calles que genera una supuesta legitimidad del poder nacido de las masas. ¿Resultado? La atomización de la autoridad, pero que no es la atomización liberal donde aumenta la responsabilidad y autonomía de cada ciudadano, sino todo lo contrario: ciertos grupos, y el poder de las calles y las redes sociales imponen su visión a los demás. Muy grave.

Nota. Sin querer abusar de la hospitalidad de EL UNIVERSO y agradeciéndole, me permito compartir el link a mi último libro virtual y gratuito: https://www.usfq.edu.ec/sites/default/files/2022-07/ecuador-prender-el-turbo-para-avanzar-mas-y-mejor.pdf (O)