Días atrás se declaró en emergencia a los centros de privación de la libertad. El dominio de mafias, posiblemente en conexión con carteles internacionales, requiere soluciones radicales, cuanto más que la violencia –supuestamente desde ahí instruida– se ha expandido a los más diversos sectores de la población ecuatoriana.

Y se está requiriendo que se admita la situación en los centros de salud del sector público, evidenciada por el vicepresidente Alfredo Borrero, sobre todo, ante la pandemia y en el deterioro de las prestaciones para otras patologías que demandan atenciones continuas, en los cuales el segmento de la falta de provisión de insumos y medicamentos, podría ser cuasicriminal, en perjuicio de los que no tienen recursos propios para asumir los costos, caso similar al de otros cuadros de salud en los que las atenciones implican altos costos.

En materia de seguros, después del cuenteo en los dos anteriores gobiernos en los cuales se perseguía tumbar los procesos competitivos de contratación pública, para direccionarlos por la vía de Seguros Sucre S. A., argumentando que era empresa bajo control estatal, multiplicándose actos de corrupción, sobre todo en la contratación de reaseguros, en que aparecen los repartos de comisiones ilícitas, que se han sometido a procesos penales en Estados Unidos de América –pero que falta de investigar, para establecer hasta a quiénes llegaban en el Ecuador–, ante la decisión del presidente Guillermo Lasso de cortar esa indecente práctica y que esa compañía vaya a liquidación, aparece que, además, en los reaseguros había exclusiones de segmentos importantes, lo que significa que no había cobertura de reaseguros en tales segmentos. Corregir todo esto es urgente e imperativo.

Parte importante de la cartera de la banca pública es de miedo, actuaciones que podrían generar preguntas: ¿estudiaron derecho los abogados actuantes?, ¿o –exprofeso– se cometieron “errores”? Es imprescindible una revisión o auditoría que transparente el estado real para decisiones que no pueden esperar. La demora la convertiría en cuasibasura, irrecuperable.

Y puedo citar algunas urgencias más. Transparentar cuentas e inversiones del IESS, del Biess, del Issfa y del Isspol; y, superar los ataques cibernéticos contra CNT y otras entidades que paralizan y/o alteran sistemas, entre otras.

El historiador romano Suetonio menciona que el emperador César Augusto (27 a. C. - 14 d. C.) instruía a sus ayudantes: “Apresúrate lentamente” (…). “Id lentamente si queréis llegar a lo bien hecho”. Benito Pérez Galdós trae una cita parecida de Fernando VII Rey de España (1808 - 1833): “Vísteme despacio que tengo prisa”.

Para no convertirse en encubridores de situaciones críticas, Lasso y los de su entorno deben transparentarlas, es su obligación. E, inmediatamente, trabajar en alternativas de solución, cortando nudos gordianos, como el presidente lo definió en Seguros Sucre.

Se menciona la posibilidad de una consulta popular. Es válida; pero ojalá para que la ciudadanía se pronuncie sobre temas esenciales y así se superen entrampados en posiciones políticas, que nos liberen del riesgo de que no se pueda gobernar. (O)