La relación histórica de Estados Unidos con Ecuador se puede calificar de excelente, no solo en el campo diplomático por la solidaridad que ha existido entre ambos Estados solidificada en los años recientes con la asunción al poder de los presidentes Trump y Noboa porque comparten posturas políticas e ideológicas derechistas, vinculaciones aún más estrechas por las relaciones personales existentes entre el presidente ecuatoriano y altos funcionarios de la administración Trump, que, sin duda, han robustecido esos vínculos. Ecuador es definido como un aliado del régimen estadounidense y ha dado demostraciones fehacientes que así lo ratifican. Esos tratos benevolentes hacían presumir que este pequeño país atravesado por la línea equinoccial merecía una consideración especial, especialmente en temas fundamentales que sustentan su existencia como elemento exportador de bienes alimentarios.

El arbitraje: alternativa práctica y confiable

Sin embargo, en los aspectos comerciales el resultado ha sido triste, poniendo a nuestro país en serio peligro de sufrir irreversibles impactos en su agroindustria al incluirlo en la nómina castigada con tasas e impuestos que gravan peligrosamente sus productos exportables, netamente tropicales que EE. UU. no produce comercialmente, pero que son la esencia de la estabilidad política y financiera del Ecuador, pues han transcurrido varios meses de vigencia de aranceles altos para frutas tropicales, camarón, pescado, que son atentatorios a la competitividad de sus productos estrellas, afectados como ninguno de otras procedencias, que conducirán a la pérdida de mercados y de ingresos, con daño tremendo a la población que subsiste gracias a la exitosa venta de banano, plátano, cacao, café, camarones y otros, además fuente de empleo para millones de ecuatorianos, generadores de divisas básicas para sostener una economía basada en el éxito de esos bienes.

Política y estrategia regional

La visita relámpago del señor Marco Rubio, secretario de Estado, tercero en la línea de sucesión, funcionario de gran influencia, que dejó una irrisoria cuota de cooperación para la seguridad nacional y eludió referirse a los aranceles, suscita desasosiego en el grueso de la población, que se admira y no se explica la conducta irreverente del alto funcionario al no dar respuesta concreta del agobiante inconveniente que caracteriza a las exportaciones ecuatorianas con tal altos aranceles iguales o superiores a los que aplica a otros países verdaderos rivales del régimen del presidente Trump. Es doloroso el caso de los mangos castigados para vender a Estados Unidos con un arancel equivalente a 6,6 centavos por kilo y una tasa del 15 % que lo descarta de la equilibrada lucha competitiva, con la agravante que el mercado estadounidense representa el 95 % del volumen de exportación de esa apetecida fruta, que además es un producto de estación que no tiene otras alternativas para la colocación de la cosecha, caracterizada por sus altos costos y sensibilidad al cambio climático trastocando su floración, con variedades coloridas y selectas casi exclusivas de ese mercado, por lo cual el filosófico y popular refrán “porque te quiero te aporreo” encaja bien al enlace Trump-Noboa. (O)