A finales del mes de septiembre, deseo compartir con ustedes mi optimismo y mi esperanza, porque estoy colmado de fe, gracias a la Virgen de las Mercedes, que le dio nombre a mi madre. No me faltarán estímulos de civismo en estas líneas, por cuanto la bandera tricolor sagrada de la patria tiene su día oficial desde el 26 de septiembre de 1860, según decreto presidencial de don Gabriel García Moreno.

Sin embargo, reconozco a ustedes el derecho al pesimismo, por cuanto la paz del mundo está siendo amenazada.

Existen crímenes de lesa humanidad que permanecen impunes, recibimos a diario noticias de asesinatos, torturas, desapariciones forzadas, violaciones, secuestros y persecuciones a plena luz del día, que son cometidos no solo en las calles de nuestros barrios sino también con mayor intensidad en el trágico escenario internacional, donde actúan las grandes potencias del mundo.

Gobierno, Conaie y FF. AA.

Por ello comparto la sabiduría del profeta bíblico Isaías 2:4: “Y él será el juez supremo de todas las gentes y convencerá a muchos pueblos, los cuales de sus espadas forjarán rejas de arado y hoces de sus lanzas, entonces no desenvainará la espada un pueblo contra otro, ni se adiestrarán más en el arte de la guerra”.

A lo largo de la historia nosotros los descendientes de la estirpe de Caín hemos despreciado los beneficios del bien mayor, que es la paz.

Se ha dicho con razón que quien perturba la paz, pierde la paz, a pesar de que ella es el fundamento de todos los demás bienes del hombre, solo se acepta la paz verdadera si está unida a la justicia social, el respeto al derecho ajeno y al amor que une a la gran familia que habita en el planeta Tierra.

La utilidad de la ley

Por otro lado, en el campo personal del liderazgo político, la ecuanimidad resulta indispensable para la victoria sobre el enemigo.

Debemos entender y cumplir en cada momento los atributos del hombre cabal que enseñó Rudyard Kipling a su hijo en su poema “If”, he escogido algunos versos: “si puedes conservar la calma en la borrasca… si puedes confiar en ti perdonando magnánimo el exaltado error …si piensas y no tienes vanidad de pensar … si puedes cara a cara mirar el éxito y la ruina y en la prueba vencerlos a los dos por igual…”.

Vemos el 26 de septiembre de cada año a los jóvenes próximos a ser bachilleres juramentar su lealtad con la patria, bajando la rodilla ante la bandera tricolor, amarillo, azul y rojo junto al escudo que tiene la identidad del cóndor, del Chimborazo, y del río Guayas. Mientras ello exista con orgullo en el alma de nuestro pueblo, siempre habrá motivos de esperanza para el Ecuador.

Perdimos de vista al país

Concluyo con el antiguo adagio latino, “la voz del pueblo es la voz de Dios”, “Vox populi, vox Dei”.

Tengo para mí que la voluntad divina será siempre protectora de los más humildes, de los mansos, de los limpios de corazón, de los misericordiosos y de los pacificadores. Amén. (O)