Entre los años 390 y 370 a. C., el célebre pensador griego Platón escribió su obra La República en la que exponía su concepción del Estado ideal para que el hombre encuentre progreso, bienestar y felicidad, siendo Sócrates el personaje principal de su obra en el libro VI de La República, Platón expone sus críticas a lo que considera el gobierno de la masa, citando la alegoría de un barco para ilustrar de forma más fidedigna su pensamiento.

“Sócrates compara el funcionamiento de la sociedad democrática con una nave en la que se presenta un motín. El dueño de la nave no tiene realmente conocimientos de navegación y está sordo y casi ciego y los marineros empiezan a agitarse y lo encadenan. Entonces se hace bulla para ver quién va a capitanear la nave y todos tienen opiniones, pero finalmente empiezan a alabar no a aquel que muestra conocimientos (el piloto), sino a aquel que parece ser más astuto en idear cómo podrá tomar el control de la nave. No se dan cuenta de que para navegar hay que conocer bien los astros y los vientos”. Incluso, cuenta Sócrates, empiezan a dudar de que tal cosa como tener el auténtico conocimiento de piloto sea posible y se pasan la vida buscando la manera de persuadir al piloto para dirigir la nave donde les plazca. En una nave tal, qué otra cosa dirán del verdadero piloto sino que es un “observador de las cosas que están en lo alto”, un “charlatán”, un “inútil”. Así entonces, el verdadero piloto pasa desapercibido y solo podemos imaginar el destino desastroso de tal navegación. Todo lo más porque el que sabe no suele enfrascarse en el bullicio, “pues no es natural para un piloto rogarle a marineros para que le cedan el timón, ni tampoco que el sabio vaya a las puertas del rico”. En realidad, nos dice Sócrates, lo contrario es lo correcto: el hombre enfermo debe ir en busca del doctor. Esos marineros corruptos no son otros que los políticos democráticos.

...los argumentos de Platón en su crítica siguen siendo válidas y oportunas al momento de analizar las constituciones democráticas modernas, al menos desde el punto de vista académico.

Con la interpretación histórica de su obra, se ha mencionado con insistencia el desprecio que Platón demostraba hacia la democracia como forma de gobierno, mencionando adicionalmente que lo hizo desde su óptica netamente clasista; en realidad la opinión del filósofo griego no era muy favorable para la democracia como régimen político, toda vez que era demasiada imperfecta, dada la naturaleza humana, como para convertirse en una alternativa adecuada de gobernabilidad; sin embargo, los argumentos de Platón en su crítica siguen siendo válidas y oportunas al momento de analizar las constituciones democráticas modernas, al menos desde el punto de vista académico.

Se me ocurre que posiblemente sería oportuno imponer, como materia obligada previa la inscripción de cualquier candidatura en el país, y ante la ignorancia suprema que reina en nuestra clase política, la exigencia de seguir un curso completo respecto de la obra de Platón y de su complicada relación con el concepto de la democracia; obviamente, hay quienes mencionarán de que una obra escrita hace más de 2.000 años por un filósofo griego no responde, en lo más absoluto, a las realidades sociales, políticas y culturales de nuestro tiempo. ¡En qué medida están equivocados! (O)