Hoy es el Día de la Mujer, de conmemoración universal. A la mujer debe respetársela como persona, y nunca debe permitirse que se la considere objeto, ni que se la condene a espacios de sumisión, por más nobles que sean, como los de las tareas del hogar, que las parejas deben compartir.

El 8 de marzo de 1857, las mujeres que trabajaban en la industria textil en Nueva York, paralizaron, reclamando condiciones laborales de respeto a su dignidad. Fueron violentamente reprimidas y encarceladas. La fecha fue un ícono para movilizaciones. El 8 de marzo de 1908, decenas de miles de mujeres se tomaron Nueva York para exigir sus derechos. Y el mundo tuvo que escucharlas.

Su ejemplo de no renunciar a luchar debe ser su compromiso cotidiano, con la solidaridad de quienes compartimos sus causas, que las hacemos nuestras. Hoy hay otros temas que se agregan a la igualdad de derechos y el respeto a su dignidad, en todos los órdenes, en el hogar, en las condiciones de trabajo –sobre todo en remuneraciones– y en los espacios en que lleguen a ejercer sus oficios o funciones, y están los de género, sin excluir los más sensibles, como el derecho a la sexualidad y a procrear. Con los compañeros se deben respeto mutuo, nunca sumisión.

Y a los ciudadanos, ¿cómo nos trata el poder público?

No solo hay redes dependientes del narcotráfico, con notoriedad reciente por imponerse en los centros de privación de libertad, hasta degollando y arrancando órganos, aviso de lo que pueden ser capaces, sino también otras redes de tráfico de influencias, que hacen noticia cuando, desbordada la corrupción, en la justicia norteamericana, se toman acciones concretas, detenciones, confiscaciones de cuentas y de otros bienes. No la palabrería de algunos del poder en el Ecuador, por lo menos, evidencia de su inoperancia, o ¿será de su encubrimiento?

¿Lo que se confisca en Estados Unidos, se envía al Ecuador? Hasta ahora, no. Los jueces confiscan para su país lo que es producto de lavado de activos y otros ilícitos. Una especie de castigo para el poder público del Ecuador, por no ser eficiente y, de alguna manera, ser encubridor de la corrupción. Ese es un tema en que debe trabajarse.

¿Desinformación desde el Ministerio de la Policía –Interior o Gobierno– y sus mandos; y, en entidades de control, mientras los truhanes recién procesados en Estados Unidos saqueaban al Isspol, en los gobiernos de Correa y Moreno? Hay actores del poder que compartían con los implicados, ¿ingenuos?, deberían ser investigados.

Y antes hubo el caso de Petroecuador y Seguros Sucre, una maraña de trafasías, con prácticas de concusión –exacción– a las compañías reaseguradoras, por años, vía extensiones de vigencia. Solo los “cumple órdenes” están presos. ¿Y los de “arriba”?, ¿ingenuos?, aun cuando farreaban juntos.

En empresas del Estado, se dictan resoluciones de procesos administrativos que nunca se iniciaron, la disposición legal de que todo acto administrativo solo rige por su notificación es impúdicamente violada en la gestión pública y en la contratación pública. Desde el entorno del presidente, se toman su nombre, y conocen lo de estas líneas. (O)